OPINIÓN    

La presidenta Jeanine Áñez

Oscar Espinosa García



En abril de 2009, un comando policial irrumpió en el hotel Las Américas de la ciudad de Santa Cruz, donde estaban alojados cinco ciudadanos extranjeros (dos también con nacionalidad boliviana) asesinando a tres y tomando prisioneros a dos. El presidente en ejercicio Evo Morales se hizo responsable de la operación. Fueron acusados de haber estado organizando un complot para asesinarlo. A continuación, el Gobierno acusó a 39 ciudadanos bolivianos de estar organizando un grupo armado para separar a Santa Cruz de Bolivia. Tomó presos a algunos de ellos e inició un juicio que duró diez años, en el cual el Gobierno nunca presentó prueba de que los acusados habían cometido los delitos de que eran acusados.

La madrugada del 13 de marzo pasado, una veintena de policías fuertemente armados aprehendieron en la ciudad de Trinidad a la expresidenta Jeanine Añez, para que responda por los delitos de conspiración, sedición y terrorismo en el marco de un inexistente golpe de estado. Hasta ahora no se conoce que los fiscales hayan comenzado con las acciones investigativas para presentar las pruebas acusatorias para justificar la ejecución del juicio.

En la salida del gobierno del presidente Evo Morales, que fue por la renuncia que hizo de su cargo, intervinieron muchos actores como el movimiento de las Pititas, el CONADE, los ciudadanos que denunciaron el fraude, la OEA, los movimientos cívicos, entre los cuales se destacó el de Santa Cruz, liderado por Luis Fernando Camacho, la Central Obrera Boliviana, cooperativistas mineros, la Iglesia Católica, la Unión Europea, el Gobierno de España, entre los principales. Lo único que hizo la Sra. Jeanine Áñez es aceptar la designación que le correspondía como segunda vice presidenta del Senado, para llenar el vacío de poder que había dejado las renuncias de las autoridades que conformaban la sucesión presidencial. La Asamblea Legislativa dominada en 2/3 por el MAS y dirigida por la Sra. Eva Copa, aceptó la renuncia del presidente Evo Morales y avaló con diferentes resoluciones la sucesión presidencial. También el Tribunal Constitucional declaró la constitucionalidad de ésta. Jeanine Añez no surgió como caudillo, salió tercera como candidata a la Gobernación del Beni, entonces fue elegida por el Gobierno de Luis Arce Catacora para echarle la culpa de la caída de Evo Morales. No se atrevieron con Luis Fernando Camacho, que trajo a La Paz una carta de renuncia para que la firme Evo Morales o con la traidora Eva Copa.

Como presidenta, Jeanine Áñez lideró la lucha contra el covid-19, que se inició en forma temprana. La pandemia encontró a Bolivia con un sistema de salud muy precario, con carencia de hospitales de segundo y tercer nivel, falta de equipamiento en los hospitales existentes, en especial de unidades de terapia intensiva, con carencia de respiradores y sin contar con la suficiente cantidad de profesional médico, en particular de profesionales especializados, como por ejemplo en terapia intensiva. Tuvo la cualidad de reunir a las instituciones, que debían conformar la primera línea en la batalla contra el virus, como las fuerzas armadas, la policía, colegios médicos, gobernaciones, gobiernos municipales y junto con los ministerios de su gobierno, enfrentar al enemigo invisible que es el covid-19. Los miembros de estas instituciones demostraron mucho valor y compromiso en su labor y se lamentó muchas bajas en sus cuadros. Gracias a Dios que se fue Evo Morales, pudimos apreciar una gestión presidencial totalmente opuesta a la del exmandatario en todo aspecto. Hemos visto un verdadero presidente, que gobernó para todos, que formó un buen equipo de trabajo, que supo organizar, coordinar, comunicar y alentar y que llamó a la unidad y a la solidaridad. Evo Morales era más un monarca que un presidente.

El gobierno de Jeanine Áñez ejecutó también medidas de subsidio y transferencia de recursos a sectores vulnerables de la población, como los bonos familia, canasta familiar y universal y de apoyo al pago de servicios básicos. Para apreciar lo que hizo en el campo de la economía, podemos tomar lo que escribió en un artículo para la revista Umbrales el Sr. Edwin Rojas, actual presidente del Banco Central: “se permitió mantener el empleo, se facilitó la continuidad del flujo económico, se limitó la amplificación del shock en la economía y se evitó que la economía nacional sufriera impactos que podrían ser irreversibles en el largo plazo”.

El presidente Luis Arce Catacora no ha asumido la responsabilidad que tiene como presidente, que es de gobernar para todos los bolivianos, de tomar medidas efectivas para vencer a la pandemia y de recuperar a la economía. Ha preferido asumir la responsabilidad que tiene con quien lo designó como candidato a la presidencia. Continúa con el modelo económico despilfarrador que ha implementado siendo Ministro de Economía, que es la causa de la aguda crisis económica que se avecina para el país y el desperdicio de la mejor oportunidad que ha tenido en toda su historia para superar el subdesarrollo. Va a responder ante el juicio de la historia, por el estado en que se encuentre Bolivia en el bicentenario de su creación como país.

Como ha sucedido en el caso del hotel Las Américas, hay que preguntarse ¿cuánto tiempo el Gobierno tendrá a la Sra. Jeanine Áñez sin un debido proceso?, con la salud deteriorada y sin acceso a una adecuada atención médica.

Oscar Espinosa García es ingeniero civil.

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