OPINIÓN    

¿Se necesita extranjeros para ser limpios?

Campañas de limpieza deben ser aporte social

Elvis Núñez Fernández



En las últimas semanas el turista francés Alexis Dessard organizó campañas de limpieza no solo en el Cementerio de Trenes de Uyuni, sino en el salar de Uyuni en Potosí, donde los medios de comunicación de diferentes regiones le dieron la cobertura correspondiente, evento que sumó la participación de autoridades locales y regionales, pero ¿se necesita la presencia de extranjeros, para ser limpios? Creemos que no, porque son principios fundamentales que debemos inculcarlos desde la familia, la escuela y aplicarlos en las instancias públicas.

Muchas regiones que son muy apreciadas por turistas, representan la imagen del país, como el Lago Titicaca, el salar de Uyuni, el lago Poopó, las cuevas de Sorata, los caminos del Inca, Torotoro, entre otros atractivos, los cuales requieren siempre atención no solo de la instancia pública, sino de los alumnos en escuelas, colegios y universidades. Inculcar a ser limpios incluso ayuda a que una persona dentro de su hogar evite la acumulación de objetos inservibles, para no quedar afectados por experiencias poco favorables.

En ese entendido, la Policía Boliviana desde sus reparticiones, como el Comando Departamental en Oruro, en el lago Uru Uru y otras localidades también desplegó de 500 a 700 efectivos para sumarse a un proceso de limpieza de las regiones con turismo. Procedimiento que permitió demostrar que estas instancias no solo están destinadas a controlar el orden público o prevenir la delincuencia, sino que participan en proyectos sociales, donde, lamentablemente, están ausentes las organizaciones comunales, vecinales, juntas escolares y otras instancias más relacionadas con la familia y la formación escolar.

Por lo tanto, es muy importante que, desde el primer núcleo social, como es la familia, se recupere valores esenciales para proteger no solo el medio ambiente del país, sino que las próximas generaciones puedan recibir un territorio en mejores condiciones de agua, medio ambiente, alimentos y un hábitat que les garantice su propio desarrollo social. Por todo ello no está demás plantear que nuestra sociedad no espere la iniciativa de extranjeros, o se incorpore a estas labores sociales solo cuando son de interés mediático, porque desde hace muchos años hemos demostrado a los países desarrollados que, si bien nuestro cielo es limpio y aún tenemos oxígeno natural en nuestros espacios, éstos deben seguir siendo protegidos y no ser afectados con la basura que cada día generamos.

Un ejemplo de cuanta basura genera una ciudad se presentó en enero, cuando El Alto acumuló 5 mil toneladas de basura, luego de bloqueos en Villa Ingenio. Esta cantidad de basura genera contaminación ambiental, y no es destinada a empresas municipales que puedan definir el tratamiento de la misma, para reciclar y lograr nuevos emprendimientos. En el caso de La Paz, un conflicto laboral reveló que en esta ciudad en menos de una semana se acumula 3.500 toneladas de basura.

Entonces, las familia, organizaciones vecinales y comunidades junto con la Policía Boliviana podrían definir procesos de limpieza de sectores no solo turísticos, sino ámbitos que todos usamos para esparcimiento, como plazas, parques, áreas verdes y canchas, donde los niños seguirán aprendiendo a proteger su hábitat para lograr un mejor futuro.

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