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Libertad de expresión en medio de violencia

> Reporteros sin Fronteras (RSF) reveló un deterioro generalizado de la situación en América Latina > El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, alertó sobre el riesgo de un "acontecimiento de extinción de medios" de información debido al declive financiero de muchas de estas organizaciones de interés público



Los medios de comunicación del Mundo viven violencia criminalizada, presiones gubernamentales y sociales, según reportes organismos internacionales a un día del día Mundial de la Libertad de expresión.

La Clasificación 2021 de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF) 2021 reveló un deterioro generalizado de la situación en América Latina. Con algunas raras excepciones, el entorno laboral de los periodistas, que ya era hostil y complicado antes de la crisis del coronavirus, se ha deteriorado aún más.

RSF informó que la crisis del coronavirus ha actuado como un acelerador de la censura en América Latina y ha creado serias dificultades para acceder a información sobre la gestión de la epidemia por parte de los gobiernos de la región.

Estas limitaciones se han traducido en un espectacular deterioro del indicador que mide las dificultades de acceso a la información para los periodistas. Además, Latinoamérica registra este año el peor retroceso (el +2,5%) entre los indicadores regionales.

En Brasil, el acceso a las cifras oficiales sobre la epidemia se volvió sumamente complejo por la falta de transparencia del gobierno de Jair Bolsonaro, que intentó por todos los medios minimizar el alcance de la crisis y generó innumerables tensiones entre las autoridades y los medios de comunicación nacionales (ver recuadro más abajo).

En El Salvador, país que registra una de las mayores caídas en en la Clasificación 2021, el trabajo de los periodistas encargados de cubrir la pandemia también se vio ampliamente obstaculizado: la policía se incautó de material periodístico, se prohibió el acceso a espacios públicos, hubo falta de transparencia en el acceso a la información pública, los funcionarios presidenciales se negaron a responder preguntas sobre el coronavirus durante las ruedas de prensa, e incluso se prohibió entrevistar a representantes del Estado sobre el asunto.

Entre la negación y la intención de poner en cuarentena a los medios, también se observaron prácticas de obstrucción similares en Guatemala, donde el presidente Alejandro Giammattei expresó su deseo de “poner en toque de queda a los medios”, o en Ecuador.

Frente a la pandemia, esta actitud de rechazo adoptada por varios líderes autoritarios como Daniel Ortega en Nicaragua, Juan Orlando Hernández en Honduras o incluso Nicolás Maduro en Venezuela (148º, -1) dificultaron especialmente la tarea de los medios.

Estos mandatarios aprovecharon la onda expansiva provocada por la crisis para fortalecer su arsenal de censura y complicar aún más la labor informativa de la prensa independiente.

A los periodistas se les acusó públicamente de exagerar la gravedad de la crisis sanitaria y de sembrar el pánico en el espacio público.

Quienes se atrevieron a cuestionar la respuesta oficial de las autoridades para combatir la pandemia fueron detenidos, acusados de practicar el “terrorismo de desinformación” y, en ocasiones, encarcelados, como le ocurrió al periodista independiente venezolano Darvinson Rojas, que en un mensaje de Twitter puso en duda la credibilidad de las cifras oficiales.

ZONA ROJA

Tras una caída de dos puestos el año pasado, Brasil desciende otras cuatro posiciones en 2021 y entra en la zona roja de la Clasificación, lo que indica que la situación de la prensa en el país se considera grave.

El entorno tóxico en el que trabajan los profesionales de los medios brasileños desde que Jair Bolsonaro llegó al poder, en 2018, explica en gran medida este retroceso: los insultos, la estigmatización y las humillaciones públicas orquestadas de los periodistas se han convertido en la marca de fábrica del presidente, su familia y su círculo cercano.

Estos ataques se han intensificado desde el inicio de la pandemia de coronavirus. Para encubrir su desastrosa gestión de la crisis sanitaria, que ha dejado más de 318.000 muertos*, Jair Bolsonaro acusa a la prensa de ser la responsable del caos en el país.

El presidente ha contribuido, además, a difundir información falsa, en particular sobre el uso de la ivermectina, un fármaco antiparasitario cuya eficacia en la lucha contra el coronavirus nunca se ha demostrado y que ha sido desaconsejado por la OMS.

También ha criticado las medidas de aislamiento social y ha propiciado reuniones de personas que no respetaban el distanciamiento social, lo que le valió la censura de Facebook y Twitter.

Ante las mentiras compulsivas del presidente y la falta de transparencia del gobierno en la gestión sanitaria, en junio de 2020 se creó una alianza sin precedentes que agrupó a los principales medios de comunicación del país. Su finalidad: obtener información directamente de las autoridades de los 26 estados del país y del Distrito Federal de Brasilia para emitir sus propios informes.

ONU

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) reflejó el pronunciamiento del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien alertó sobre el riesgo de un "acontecimiento de extinción de medios" de información debido al declive financiero de muchas de estas organizaciones de interés público durante la pandemia de covid-19 y reivindicó la necesidad de un periodismo independiente.

"La pandemia de covid-19 ha ido acompañada de una enorme 'infodemia' simultánea. La desinformación y el discurso del odio han proliferado, poniendo en peligro la salud de millones de personas en todo el mundo, socavando la confianza en las vacunas y la ciencia, y dividiendo a comunidades y países", dijo en un mensaje grabado en video.

El diplomático portugués también señaló que la pandemia ha tenido otro "efecto secundario", pues ha acelerado el declive financiero de muchas organizaciones mediáticas de interés público y solo en el negocio de los periódicos las pérdidas en el último año se estiman en 30 mil millones de dólares, según la agencia EFE.

"Algunos temen que la pandemia se pueda convertir en un 'acontecimiento de extinción de medios'. No podemos permitirnos que esto ocurra. Mantener un periodismo independiente y basado en hechos es un bien esencial público y global, y clave para construir un futuro más seguro, sano y verde", agregó.

La ONU, con motivo del Día de la Libertad de Prensa, que se celebra el 3 de mayo, advirtió que, si la comunidad internacional no actúa, las sociedades podrían quedar irremediablemente dañadas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible "irreparablemente amenazados".

En ese sentido, urgió a los Estados miembros, al sector privado y la sociedad civil a apoyar el International Fund for Public Interest Media (Fondo Internacional para los Medios de Interés Público) impulsado por la entidad filantrópica Luminate, con la que Guterres se reunió este miércoles.

"Asegurar fondos y apoyo suficientes es crucial para garantizar el futuro a largo plazo de unas organizaciones mediáticas independientes, especialmente en países de baja y media renta", sostuvo. (Agencias)

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