En la capital de la República se ubica el monasterio de La Recoleta, también conocido como Santa Ana de Montesión es un hermoso y bien conservado monasterio franciscano ubicado a algunas cuadras del centro sucrense. Allá por el año 1600 y gracias a una cuantiosa limosna, fray Francisco de Morales se hace cargo de la fundación de la Recolección de Santa Ana de Montesión en Chuquisaca, que en principio era un diminuto claustro con una pequeña iglesia. Pasados algunos años y dado el crecimiento dentro del mismo se fueron construyendo, paulatinamente, más claustros. Al lograr Bolivia su independencia, los conventos se reducen y pasan a la secularidad de la Iglesia y en 1837, fray Andrés Herrero mediante el protocolo debido, empieza a convocar de todo el país la restauración de la Orden. Al poco tiempo fueron diez frailes que se hicieron presentes en Sucre y empezaron el trabajo de catequistas y arreglo de conventos e iglesias.
El convento está ubicado estratégicamente en un extremo de la ciudad, donde se puede acceder tras una no tan corta caminata por una calle muy en pendiente (si no es la más empinada de la ciudad) que desemboca en el parque del monasterio de La Recoleta. Por su situación geográfica, a las faldas del cerro Churuquella, se convierte en un majestuoso mirador desde donde uno puede apreciar gran parte de la ciudad en un ambiente totalmente tranquilo, casi de claustro, como el lugar así lo exige. De cuando en cuando, y esto llama mucho la atención de algunos visitantes, se puede ver a los frailes dando paseos cortos vistiendo sus ya tradicionales hábitos que muchos solo han podido apreciar en televisión en manos de monjes. Frente a la iglesia, cuya fachada está flanqueada por dos torres gemelas y posee un pórtico de pilastras que sostiene un frontón triangular. se encuentra la amplia plaza que fue testigo de la Fundación de Sucre, donde yace una hermosa Pila que se la denominó La Peregrina por haber recorrido variados sitios ya que primero fue hecha para la Plaza 25 de mayo pero fue desplazada por la efigie de Antonio José de Sucre y se la llevó a la entrada de la Alameda, y luego al lado de la Rotonda en el actual Parque Bolívar, después de tantas idas y venidas, hoy se descansa en la plaza Fundacional.
Una vez hayamos dominado el paisaje, una buena opción es visitar el museo de la Recoleta que funciona en ambientes del tercer claustro. En sus salas se pueden apreciar pinturas, esculturas, obras religiosas y una colección numismática de la Colonia y la República. También cuenta con una ostentosa biblioteca con más 20000 títulos de temática variada.
Por la proximidad de este majestuoso lugar, sin duda debe ser una escala en nuestra visita a la Ciudad Blanca.