Este comienzo de año sirve para darnos cuenta de la enorme desconfianza que tiene el gobierno del Estado Plurinacional con Santa Cruz, desconfianza que ha provocado innumerables daños a la población cruceña reflejada en persecuciones, secuestros, cárcel y exilio, pero, además, en la permanente y abusiva amenaza de destitución de su gobernador Rubén Costas.
Y decimos que el comienzo de año nos ha señalado todo esto, desde el momento en que hemos visto la conformación del nuevo Órgano Judicial, insólitamente posesionado por S.E. en la ciudad de Sucre, y el juramento del Alto Mando Militar en el Palacio Quemado de La Paz, también con presencia de S.E. como es tradicional. Pues bien, en ninguno de los dos actos apareció ni la sombra de un ciudadano cruceño - mujer u hombre - porque los cruceños no somos gente de fiar para el actual proceso, salvo algunos que conocemos por ahí.
En el Consejo de la Magistratura ya existe una presidente: doña Cristina Mamani. El Tribunal Supremo de Justicia, ya tiene también su titular: Gonzalo Hurtado Zamorano. En el Tribunal Constitucional existía una reñida lucha entre Gualberto Cusi Mamani y Rudy Flores, donde se impuso el último, con denuncias de Cusi sobre injerencias políticas del gobierno, discriminación y retorno al “cuoteo”. En el Tribunal Agroambiental ha sido elegido el indígena don Bernardo Guarachi. Cruceños, ni de muestra. Ni siquiera en el Tribunal Agroambiental.
El gobierno masista se ufana y S.E. lo repite por todas partes que el 50% de los magistrados son honradas mujeres y el 40% son inmaculados indígenas que implantarán una nueva justicia eficiente e incorruptible. Pero no es posible que del departamento más rico de Bolivia, del que más aporta con impuestos, del que produce más alimentos, no haya nadie medianamente importante en la administración de justicia (se habla ahora de “reparto” de justicia).
En cuanto al Alto Mando, sin conocer las “fojas de servicio” de los jefes posesionados, no se vislumbra ningún cruceño tampoco. Seguramente que con mayor razón que en la judicatura, en las Fuerzas Armadas los oficiales cruceños deben de estar más vigilados y aislados. El Comandante en Jefe de las FFAA es el general Tito Gandarillas, muy allegado a S.E. Y el Jefe del Estado Mayor es el general Adolfo Vásquez Prieto. Siguen en sucesión los generales Gustavo Sandoval Espinoza, Liborio Flores Enríquez y el contraalmirante Raúl Vizcarra Escóbar en los comandos del Ejército, Fuerza Aérea y la Armada. ¿Cruceños? A vuelo de pájaro, ninguno. Es que, repetimos, para el Estado Plurinacional y Comunitario todos somos peligrosos y sospechosos.
En el Parlamento no hemos olido ni un solo cargo representativo naturalmente, aunque ahora se menciona a la senadora Montaño (cruceña nacida en La Paz) como posible presidente del Senado, lo que puede convertirse en realidad dada la absoluta fidelidad que tiene dicha candidata a S.E. y al Proceso. No sucede lo mismo en Diputados donde ningún parlamentario cruceño corre en pos del la silla que podría dejar Héctor Arce Zaconeta. En cuanto al Órgano Electoral no hay nada de qué hablar porque ese sí que es un cargo para un masista de absoluta confianza de S.E. y ahí un “cruco” no podría pisar ni el umbral.
¿Y el Consejo de Ministros? ¿Habrá cambios al comienzo del 2012 para ver si alguien de estas tierras cálidas tiene cabida? Porque eso sí que es escandaloso para Santa Cruz. De 20 ministros (si ya no hay más) un solo ministro es cruceño. Jocosamente, nada menos que la ministra de Autonomías, el tema de la burla plurinacional: la señora Claudia Peña. Y el gobierno quiere meter con vaselina a otra ministra dizque cruceña, pero ya se ha dado por vencido en su intento de convencernos, es quien dirige el importante ministerio de Desarrollo Rural y Tierras: doña Nemesia Achacollo Tola.
Quedamos, entonces, en que en el Consejo de Ministros hay una señora cruceña entre 20 colegas. Es decir que Santa Cruz tiene el 5% de participación en el Gabinete, de una región que produce el 80% de los alimentos que se consumen en Bolivia y que tributa el 30% de los impuestos. Sin embargo, aquí en Santa Cruz, no hay sindicato ni gremio que no esté dirigido por un colla. Basta con escucharlos hablar en calles y plazas. Como para estar felices, ¿no? Como para agradecerle a S.E. y decirle que seremos fieles seguidores del “cambio”.
Claro que cuando se trata de alimentos y energía el gobierno se esmera en proponer acuerdos con los cruceños. Entonces sí que el ministro Romero se convierte en un “cruco” más (alegando los 11 años que vivió en Santa Cruz) y elogia pactos donde Santa Cruz produzca económicamente, pero calle políticamente. Y como la llave maestra de las exportaciones de productos agrícolas está en un bolsillo del gobierno y esta región no puede paralizarse ni por la wiphala, ni por Bartolina Sisa, ni por Túpac Katari, ni por la Pachamama, entonces hay que aguantar un tiempo no más.
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