Durante 2 años, 1 mes y 4 días (855-58), ocurrió un hecho insólito en el interior de la Basílica de San Pedro. Resulta que fue papa de Roma una mujer. Se cuenta que la papisa Juana Marozia, estaba dotada de una extraordinaria belleza y con la que obtuvo muchos favores. Empezó su carrera eclesiástica disfrazada de monje. Se descubrió este “fraude” cuando dio a luz un niño en plena procesión. Su vida en el Vaticano fue licenciosa. Tuvo un hijo con el papa Sergio. Como si fuera poco, llegó al papado un hijo bastardo suyo, un nieto y un biznieto. Y fue precisamente su hijo bastardo, Alberico, desde la silla de San Pedro, quien hizo encarcelar a su madre y emparedar en las mazmorras del tétrico castillo de Sant‘Angelo.