Río de Janeiro, (EFE).- Las autoridades brasileñas retiraron ayer cinco cadáveres de unas casas sepultadas por un alud en la localidad de Sapucaia (Río de Janeiro), en un nuevo episodio de una tragedia recurrente causada por las lluvias estivales, que cada año dejan un reguero de víctimas en el sureste del país.
Los corrimientos de tierras han causado en total trece muertos y once desaparecidos en este municipio enclavado en la Sierra da Mantiqueira, que divide los estados de Río de Janeiro y Minas Gerais, donde las lluvias también se han cobrado varias víctimas, según los bomberos.
Las búsquedas se concentraron ayer en Sapucaia, municipio de unos 18.000 habitantes a 150 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro, donde el lunes sucedió el mayor alud, que soterró siete viviendas y un automóvil en el que se había refugiado una familia que intentaba huir.
BÚSQUEDA DE VÍCTIMAS
Un destacamento de 30 bomberos, con ayuda de excavadoras, trabajaba en el amasijo de escombros y barro, con la esperanza de encontrar alguna víctima con vida.
Un nuevo deslizamiento de pequeñas proporciones, ocurrido por la inestabilidad del terreno, dificultó las tareas de búsqueda y obligó a los bomberos a salir corriendo de la zona y a suspender los trabajos durante unos minutos.
El ministro de Salud, Alexandre Padilha, sobrevoló ayer la región serrana para ver los desperfectos y visitó los pueblos más afectados por las lluvias en Minas Gerais para acompañar la distribución de medicamentos y otras acciones de asistencia médica a los damnificados.
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