Ante el clamor del Gobernador de Santa Cruz para defender la Democracia, las reacciones en todo el país han sido de apoyo a esa posición y deber de defender, a toda costa, la democracia que, desde el año 1982 cuando se la retomó, se ha convertido en objetivo mayor de los bolivianos porque ello implica vivir en libertad y goce de los derechos humanos y de los beneficios que otorgan la Constitución y las leyes.
El gobierno del MAS, aunque consciente de la importancia de la vigencia democrática, trata, desde hace bastante tiempo, de defenestrar a los gobernadores o prefectos que no sean del partido de gobierno; parece que hay la intención de hacer del país “una nación masista” donde todos habremos perdido todos los derechos.
No entender los valores de la Democracia, no adentrarse en lo que implican sus beneficios; no comprender su importancia para la vigencia de la libertad, la justicia, la solidaridad y la hermandad entre los hombres es, simplemente, estulticia y falta de comprensión de los valores mayores que tiene un país; libertades en democracia y goce de los beneficios que consagran la Constitución y las leyes.
La Democracia se ha convertido, en los últimos años, en una especie de incordio para el Gobierno que, mediante su portavoz que es el partido MAS, es un peligro muy serio, amenaza a las intenciones hegemónicas del régimen y el sistema contrario a medidas de sojuzgamiento que, con saña y sin consideración alguna, se pretende imponer en el país al estilo de dictaduras secantes y regímenes de oprobio que han juzgado que la nación boliviana es propiedad de un partido o de grupos que buscan el dominio total para contar con poderes absolutos.
La libertad de pensamiento, de cuyo seno nace la libertad de expresión, se ha convertido para el Gobierno en una especie de “enemigo pertinaz” con el que no se puede tener consideración alguna y por ello, hay que reglamentar, controlar, regular, censurar y hasta fiscalizar todo lo que hagan o digan los medios de comunicación y los periodistas y quienes emiten cualquier opinión sobre los asuntos inherentes al país. La libertad de expresión - que es ventajosamente utilizada por el mismo Gobierno - es un derecho inalienable de todos los estantes y habitantes del país; nadie, por poder que tenga, puede manipularla ni manejarla ni menos proscribirla de la vida del país.
La libertad de expresión es la voz de la Democracia, es el grito de los valores que tienen las libertades que hacen responsable y digna a la vida de todos los hombres. Es la libertad de expresión el manifiesto genuino de quienes tienen la conciencia limpia y no aceptan que nadie, absolutamente nadie, pueda manejarla o pretenda suprimirla de la vida nacional. Y, al decir vida nacional, la referencia es a que los medios de comunicación, periodistas y quienes escriben en la prensa y emiten opiniones por radio y televisión, lo hacen bajo el principio de ser portavoces del pueblo, la voz de todos y la contradicción de quienes no aceptan la vigencia de la Constitución y las leyes (aunque hayan obligado a su aprobación tan sólo por conveniencias partidistas). La Democracia es, pues, el grito de libertad de quienes vivimos en Bolivia y nadie querrá deshacerse de un derecho legítimamente logrado.
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