En dictadura y democracia los “salvadores de la Patria”, de orientación derechista o izquierdista, mantuvieron en vilo, con sus excesos y excentricidades, a una población ávida de paz social o sea del requisito básico que permite compartir amistad, elevar los niveles de productividad, reducir los índices de la pobreza y alentar, asimismo, históricas proyecciones, que conllevan propósitos y resultados favorables para todo el país, en el marco del bien común.
El afán golpista o el afán electoral les hicieron perder la noción de Patria y nos sumieron en el caos político, disgregador, revanchista y de confrontación, profundizando las diferencias de tipo étnico, regionalista y de clase, en deterioro de un gran proyecto de desarrollo nacional, que signifique, pues, mejor calidad de vida, en conformidad con las aspiraciones de los postergados, quienes claman, hoy como ayer, justicia social, sin ser oídos ni atendidos por los gobiernos de turno.
Algunos analistas afirman que el 2012 será un año electoral y, por consiguiente, agregamos nosotros, los “salvadores de la Patria” se volcarán nuevamente a las calles en la búsqueda de incautos votantes o tratando de ofertar el “cielo y la tierra” para luego incumplirlos solemnemente pese a quien pesare. Una actividad que obviamente distraerá a gobernantes y gobernados por cuanto los primeros se descuidarán de la gestión y los segundos se olvidarán del estómago vacío con la esperanza de obtener, con la elección de otros gobernantes, días mejores, cosa que jamás se ha visto en el pasado mediato ni inmediato.
Bolivia, debido a la miopía e improvisación de los políticos de origen citadino o rural, no ha logrado insertarse entre los países latinoamericanos que priorizaron no sólo el presente sino el futuro con pan, techo, salud, educación y servicios básicos, es decir con dignidad, defraudando las expectativas de un futuro promisorio de la población que concurre periódicamente a depositar su voto, de manera obligada.
La ausencia de propuestas, de creatividad e imaginación, caracterizó a las campañas electorales de los últimos tiempos, donde la calumnia, la difamación y las acusaciones infundadas, mellaron la dignidad de los protagonistas de las mismas, devaluando el proceso democrático, que con mucho sacrificio fue restituido en octubre de 1982.
Desde los albores de la República los “salvadores de la Patria”, salvo ciertas excepciones, mintieron sin rubor alguno, tergiversaron la realidad o dijeron medias verdades, para encubrir sus falencias, para movilizar a sus prosélitos o para esconder sus perversas intenciones, en la perspectiva de sumar votos para luego disfrutar del “maravilloso instrumento del Poder”.
“Con la vara que mediste, serás medido”, advierte el adagio a quienes menospreciaron, descalificaron y abusaron, que seguramente acabarán mal, estigmatizados y con la justicia encima, que castigará el extravío político.
En suma: Bolivia requiere del trabajo productivo y del esfuerzo mancomunado, con desinterés y desprendimiento, en unidad e integración, que nos permita emprender proyectos socio-económicos y político-culturales de envergadura, a fin de encarar la transformación tan anhelada, favorable al conjunto ciudadano, sin exclusiones ni discriminaciones.
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