Hablando a tu corazón
Uno de los problemas del ser humano es que todo lo cree, hablo con respecto a todo tipo de dioses; no sorprende ver la innumerable cantidad que hay en nuestro planeta tierra. ¿Cómo surgen estos pensamientos?, ¿será por la gran necesidad que el hombre tiene de creer en alguien superior, con poderes para concedernos lo que le pidamos?, ¿quién seria la persona más justa, que podría explicar esto?, por supuesto Dios, nuestro creador, ¿y cómo?, por sus sagradas escrituras, en otras palabras, la Biblia.
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrará y lo guardase”, Génesis 2:15. A partir de ese momento Adán vivió en ese lugar, pero tenía una advertencia que sólo dependía de que él la obedeciera, si no, habría una consecuencia. Leamos: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: “de todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y el mal no comerás; porque que el día que de él comieres, ciertamente morirás”, Génesis 2:16-17.
Advertido por Dios, el hombre desobedeció y le ocurrió, la muerte de su espíritu se hizo real en él, porque si lees todo el capítulo 3 de Génesis, te darás cuenta que Adán seguía caminando, usando sus manos, pensando, etc., no había muerto físicamente, pero en él algo estaba muerto, inactivo, y esto era su espíritu. Desde ese momento el ser humano tiene un gran vacío en su vida, esta grande necesidad hace que el ser humano busque cómo llenarlo, y algunos por no haber encontrado al verdadero Dios, prefieren poner en su mente el pensamiento de que son ateos, que sólo existe el ser humano o inventan que hay seres divinos y los llaman dioses o protectores. Qué terrible error, pero ¿qué pasó?
El apóstol Pablo nos dice la verdad en la carta a los Romanos 1:24: “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas, antes que al creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”.
Sólo existe una verdad y lo contrario es la mentira, cuando los seres humanos empezaron a poblar esta tierra conocieron la verdad, pero la cambiaron enseñando mentiras, como lo dice este versículo, “… que honraron y dieron culto a las criaturas antes que al creado el cual es bendito”. Al no tener el ser humano vivo su espíritu, hace que utilice su mente racional, creyéndose así muy sabio, leamos: “Pues habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”, Romanos 1:21.
A partir de eso comienza a creer e imaginar que Dios es como las criaturas, sí, criaturas, ¿cómo?: “Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”, Romanos1:22-23.
A todo este tipo de creencias, con imágenes, Dios le llama ídolos y al que lo practica idólatra: “Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia (conocimiento); se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella”, Jeremías 10:14.
Es tiempo de meditar en quién y en qué estamos creyendo, no nos hagamos partícipes de esas creencias y costumbres. Te doy un consejo que está en la Biblia: “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”, Hechos 17:29-31.
Dios te bendiga siempre, recuerda que Jesucristo te ama, ya te lo demostró.
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