Hay comentarios, rumores, suposiciones, informes escuetos y hasta chismes y comentarios oficiales y oficiosos sobre la presencia de determinadas riquezas en valles, trópico y hasta montañas de nuestro país. Uno de ellos, puesto de moda en agosto y septiembre pasados, es que el TIPNIS o la región de Isiboro - Sécure, se dice, “contiene petróleo y gas”.
Sin dar mayores seguridades - especialmente por las reservas y sigilo en el Gobierno y en YPFB - la última información es: “se explota gas y petróleo en Isiboro - Sécure y por ello la persistencia en la construcción del camino que divida a la región”. Pretender informaciones fidedignas al respecto es casi imposible porque “nadie sabe nada” y todos estarían a la expectativa de anuncios oficiales. Sería interesante que tanto YPFB como el Gobierno y las empresas petroleras que operan en el país, se refieran al caso porque mantener en suspenso a una población que querría contar con alguna información fidedigna no es correcto, menos prudente para un ambiente en el que muchas veces el rumor y los comentarios, por falsos, se los exagera y crean situaciones contraproducentes para todos.
Desde hace muchos años se sostuvo que Isiboro - Sécure contiene reservas importantes de hidrocarburos; pero su prospección, exploración e información pertinentes habría sido confiada a alguna empresa internacional que tendría mucho que ver con las empresas petroleras que operan en el país; pero como la característica mayor de estas compañías es la reserva y el secreto, nunca hubo forma de encontrar respuestas al caso.
Si las llamadas “reservas existentes” son un pretexto para continuar la construcción del camino que dio lugar a la marcha de los campesinos y colonizadores del TIPNIS y como solución al grave problema creado, se firmó un decreto anulando contratos y suspendiendo los trabajos, habría que decirlo. Mantener secretos - que son públicos a medias por diversos canales - no es conveniente para la misma seguridad y seriedad del Gobierno. Mantener debidamente informada a la comunidad nacional es lo correcto; además que la comunidad internacional se entere de realidades es bueno para las políticas que pueda desarrollar el Gobierno en el futuro. Los secretos sobre asuntos del Estado - salvo que sean simples pretextos o falsedades por sinrazones político-partidistas - y que no comprometen a la seguridad nacional, no habría por qué ocultarlos.
El caso Isiboro - Sécure se ha convertido, en los últimos tiempos, en causa de controversia entre los campesinos marchistas y el Gobierno porque éste sostiene la urgencia de seguir con el camino, pese al decreto y compromiso de no seguirlo y, de hacerlo, debe ser con un nuevo trazo y que no divida al territorio considerado reserva fiscal y que, además, contiene riquezas invalorables tanto animales como vegetales, materias primas de toda clase y muchos otros bienes naturales que es preciso preservar para el futuro.
Finalmente, si ya existen convenios, contratos o compromisos con algunas de las compañías petroleras, habrá que informar en qué condiciones y cuál es el tipo de contratos, tiempos de duración, etc. No sería honesto ni responsable mantener reservas sobre una cuestión que es interés de todo el país. De cualquier manera, el Gobierno no puede mantener “secretos arcanos” donde la transparencia, la honestidad y la responsabilidad tienen que ser muestras claras y terminantes del actuar de las autoridades que, en todo caso, se deben al país y sus intereses.
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