Pese a que el macrodistrito de Mallasa ya cuenta con una nueva subalcaldesa, Rosemary Acarapi, la suciedad y el descuido continúan invadiendo el Parque Nacional.
Según pudo evidenciar EL DIARIO, casetas que fueron construidas hace más de 20 años para facilitar la labor de comerciantes, no están ocupadas aún y, lo que es peor, se han convertido en mingitorios púbicos o de escondites de ladrones que en las noches las utilizan para cometer sus fechorías.
Por su parte, la primera autoridad edil de Mallasa sostuvo que “por su reciente posesión es difícil que se tome determinaciones antes de verificarlo”.