La labor municipal contiene altas y bajas en la ciudad y, entre las primeras, uno de sus mayores aciertos es el de los reguladores viales, pero que como suele ocurrir encontraron una tenaz resistencia de los transportistas, quienes abusando de la pasividad ciudadana y de la complicidad policial paralizaron sañudamente el centro vital de la ciudad, cercando a la Alcaldía Municipal con vehículos del servicio público. Los supuestos motivos que aducen pecan de exagerados y los presentan una vez más como amigos del desorden vial y de mantener intactos todos los defectos y deficiencias de un pésimo servicio de transporte.
El público no sólo se quejó contra la atrabiliaria medida sino contra las caprichosas elevaciones de pasajes, el cobro por tramos en los minibuses, las malas condiciones de los motorizados, su falta de higiene, el maltrato y un largo etcétera, pero aparte de estas lamentaciones a las que nadie trata de poner remedio y que por lo general son silenciosas, se deja ver una falta de reacción colectiva en resguardo de sus derechos, en notoria diferencia con las actitudes ciudadanas de otros tiempos, lo que alienta el abuso.
Punto aparte de este azote, nos referimos a otros temas que todavía son asignaturas pendientes de la Alcaldía Municipal. En los últimos días ha saltado a las primeras planas el colapso de la morgue, sobrepasando el medio centenar de cadáveres convertidos en un peligroso foco de infección. Los médicos forenses, por su parte, se niegan a efectuar autopsias en ese recinto por su falta de condiciones y están recurriendo a las instalaciones de una funeraria a dicho efecto. Una larga evasión de responsabilidades entre el Ministerio Público, el Sedes, la Gobernación y la Alcaldía, coloca a La Paz ante una vergüenza de larga data, de donde fluye que la construcción de una nueva morgue acorde con los requerimientos de espacio, refrigeración e higiene es una obligación municipal sin vuelta ni atenuantes, como sucede en cualquier centro urbano del planeta. No es necesario mucho esfuerzo mental para entender este tema con sentido de colaboración e interdependencia institucional.
A su vez la Alcaldía de El Alto ha comprometido su decisión de construir una morgue que cubra sus necesidades, como no puede ser de otra manera tratándose de otra ciudad. También es necesario recordar al Burgomaestre paceño acerca del matadero, que en la actualidad constituye otro atentado a la salud pública por las precarias condiciones en las que se faena las carnes para consumo público.
Asimismo, en contraste con el buen aspecto que ofrece la jardinería de plazas y paseos, la gente de a pie sufre lo indecible por las pésimas condiciones de conservación de las aceras de la ciudad, y decimos de la ciudad, porque no llegan a contarse con los dedos de una mano las aceras transitables de calles y avenidas, sin peligro de tropezar y caer. Se trata de baldosas salientes, mal niveladas, huecos y desperfectos de toda clase. Esta incuria municipal, asimismo ya muy antigua, es una muestra de la falta de respeto por los peatones en general, pero en especial por las personas mayores, enfermos, niños y discapacitados, quienes al igual que el resto debe movilizarse por las mismas necesidades que las de cualquier mortal.
Además este deterioro es una mala carta de presentación para los visitantes del interior y exterior, y un demérito vergonzoso para la ciudad del Illimani si se ve que las calles y aceras donde se encuentra la hotelería citadina se encuentran “dejadas de la mano de Dios”, es decir, parecieran no existir a los ojos de los ediles, sin que se sepa de ningún plan para su mejoramiento. Estas son algunas de las lamentables omisiones a las que se suman muchas otras que volverán a ocupar este espacio editorial.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Juan Carlos Quiroga
Miguel Lazo de la Vega |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |