Cuando las autoridades se refieren a la situación económica del país, a lo primero que recurren - especialmente en las dos últimas semanas - es a decir: “hemos disminuido las tasas de desempleo” y hasta se pone en duda estadísticas económicas del continente, con tal de mostrarnos como “modelo en el manejo económico”.
Sabemos los bolivianos cuánta realidad encierra en nuestro país, la frase: “somos subdesarrollados porque somos pobres”. La verdad es que no queremos entender que gastamos más de lo debido y no tenemos el coraje de comprender que debemos ser prudentes y austeros con miras a crear riqueza. Entendemos que el ahorro es vital para forjar crecimiento económico; pero gastamos hasta lo ajeno porque utilizamos lo prestado, los montos que provienen de ayudas y, lo más grave, seguimos con las escaleras listas para alcanzar más créditos.
A los altos índices de desempleo habidos hasta finales del primer semestre del año 2011, se añaden los casos de “empleados de la administración del Estado” que han sido prevenidos “para despedirse de sus cargos porque ingresará gente del partido a cumplir las funciones que el neoliberalismo ocupa desde hace años”. Esta “espada de Damocles” se ha cernido sobre las cabezas de miles de empleados que ya dejaron sus cargos o que se aprestan a hacerlo en cuestión de pocas semanas. Ellos, por supuesto, no saben qué harán en el futuro y, los casos que podrían acceder a una jubilación tampoco pueden hacerlo por no contar aún con la edad precisa, ni los aportes exigidos ni tendrían posibilidad de lograr montos que les permitan solventar las necesidades familiares.
Cambiar un trabajo seguro, resignarse a ganar menos, someterse a caprichos y políticas donde tiene vigencia la sentencia: “Si quiere el trabajo tómelo, de lo contrario, déjelo; hay miles que pagarían por tenerlo”. Claro, en situación crítica donde lo que menos hay es oferta de empleo, no faltan candidatos - con inclusión de profesionales en diversas disciplinas - dispuestos a cubrir cargos “así sea con menos sueldo” porque “la crisis aprieta y las necesidades exigen ser cubiertas”.
Es petulante y mentira decir: “hemos vencido los altos índices de desempleo” cuando lo más que se hizo es incrementar el empleo en la economía informal; es decir en aquella que proviene del contrabando y de actividades que nada o muy poco tienen que ver con el desempeño legal de empleados capaces, eficientes, honestos y responsables. Es evidente que nada se puede decir cuando se aumentó el número de empleados públicos a conveniencia del régimen y su partido; ahí actuó el interés creado, el nepotismo y otros factores negativos que depauperaron la función que se cumplía.
Vivimos tiempos difíciles y no habrá cobertura del mal del desempleo mientras no se adopte medidas referidas a la creación de riqueza mediante la existencia de fuentes de producción que impliquen demanda de trabajadores. Ahora, si este mal lo sufren los países ricos y desarrollados, es casi normal que los países pobres como el nuestro no puedan cubrir sus tasas de desempleo.
Ojalá que el Gobierno comprenda la verdadera situación del país y actúe conforme a principios de equidad y ecuanimidad que permitan reabrir las fuentes de producción y trabajo que habían y garantizar las inversiones y la creación de nuevas fuentes de riqueza; de otro modo, sólo se acelerará la falta de puestos de trabajo dando lugar a que la pobreza se acentúe creando más situaciones dramáticas entre quienes pudiendo trabajar en condiciones optimas no pueden hacerlo por falta de empresas y sitios en los que puedan desarrollarse la creatividad, la experiencia y la capacidad para producir y diversificar nuestra economía.
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