Inician Carnaval en Caquiaviri

Al ritmo de la danza de los chutas, en la provincia Pacajes del departamento de La Paz, municipio de Caquiaviri, el gobernador, César Cocarico, ayer dio inicio al Carnaval.

Por iniciativa de los pobladores del lugar, vistió un traje de color verde, de C’huta y manifestó que “esas demostraciones de afecto por parte de los comunarios lo comprometen a buscar políticas que hagan que el departamento de La Paz crezca”.

PROYECTO DE LEY

A su vez en este inicio del Carnaval los pobladores de Caquiaviri hicieron entrega al Gobernador de un proyecto de Ley Autonómica Municipal, para que el próximo año, mediante una Resolución Departamental se declare a este sector como “Cuna del C’huta”.

En palabras alusivas a esta festividad, Edwin Churqui, oriundo del lugar manifestó que “se evalué esta petición de los pobladores porque en el lugar se mantiene esta cultura intangible”.

En este entendido y luego del acto central el Gobernador dio inicio al Carnaval con su disfraz y acompañado por dos cholitas, con quienes bailó alrededor de la plaza principal con cuatro bandas.

De este evento participaron más de 3 mil c’hutas, con el objetivo de reactivar la cultura de la región andina.

En el año 2008 se declaró la danza de los c’hutas como Patrimonio Oral e Intangible del departamento.

ANTECEDENTES

El nombre de la danza “C’hutas” proviene de: Choqueyapu, es el río que cruza por la ciudad de La Paz, y es base para la denominación a los habitantes de esta ciudad como “Chukutas” y que posteriormente lo cambiaron a “C’hutas”

El tradicional traje es originario del Choqueyapu (antiguo nombre de La Paz). La máscara, un rostro de piel rosada, ojos claros, barba y bigote, es del hombre blanco que hizo del indígena su sirviente.

Tomado de la mano de sus cholas, el c’huta se enrosca en interminables vueltas. De rato en rato, una voz chillona emana detrás de la máscara, con ocurrencias e incoherencias capaces de hacer reír al público

El “c’huta” es gran animador de la fiesta del Carnaval quien, a diferencia del pepino solitario, se mueve al ritmo de las bandas de música acompañado siempre de sus dos mujeres representando, una a la que dejó en el campo y a la otra que encontró en la ciudad.