¿Acercamiento Gobierno - oposición?

La convocatoria del Gobierno a los partidos de oposición merece un aplauso y una reflexión. Aplauso, porque quien busca en estos momentos el acercamiento entre bolivianos merece alabanza, máxime si la iniciativa parte del más alto nivel de decisión política; y, al mismo tiempo, merece una meditación.

Cuando se convoca a alguien para algo, se supone que hay dos partes: la convocante, y la convocada, el Gobierno y la oposición. Este encuentro se debe realizar con una agenda de trabajo acordada entre ambos interlocutores. Si, como ha ocurrido recientemente, los problemas del país requieren atención inmediata y no hay tiempo para consulta previa, lo primero que se tiene que hacer es proponer, por parte del convocante, un borrador de temas, para conseguir en la primera reunión el acuerdo mayoritario, con base en el diálogo sincero acerca de ellos, aceptando modificaciones. Además, se propone reglas de discusión: por una parte, olvidar momentáneamente críticas mutuas para entrar en el fondo del tema; y, por otra parte, hablar de frente al pueblo con asistencia de medios de comunicación que informen objetivamente todo cuanto sucede en la reunión para que el ciudadano se forme un criterio de cuanto allí sucede, y, en su caso, sepa quién o quiénes son culpables del fracaso del acercamiento, si eso se produjese. Esas, me parece, son las bases reales de una conversación sincera.

Por otra parte, para que este encuentro sea medianamente exitoso tiene que haber predisposición de diálogo por ambas partes; un mutuo desarme espiritual que permita el acercamiento buscado, en beneficio del país. Lo demás es proponer un show político, para que los medios se conviertan en altavoces de la opinión política de ambos actores; y, esto, en lugar de pacificar enciende más guerra. Es echar leña al fuego. Desgraciadamente esto está sucediendo.

Cada parte: Gobierno y oposición, está utilizando el abandono de la mesa de trabajo para denigrar al otro, llevando de esta manera agua a su propio molino, y hacer politiquería: declaraciones que buscan la descalificación del contrario, junto con la exaltación de la propia imagen para quedar como santos inmaculados ante la opinión pública. Es decir, en el momento de la verdad se está mostrando la verdadera cara del actor, que se ha sacado la careta para mostrar la verdadera intencionalidad: utilizar al otro para su propio fin, sin importarle en lo más mínimo el bienestar nacional.

Perdiendo esa posibilidad, ¿era oportuno que el Gobierno convoque a la oposición, en las actuales condiciones sociopsicológicas de la política nacional?

Las dos mesas de trabajo que se han formado con los partidos “chicos” ¿darán resultados positivos para Bolivia?, ¿alguno de ellos se aprovechará del otro para sus propios fines? Finalmente, ¿el Gobierno quiere un sincero acercamiento con la oposición?, ¿buscan los partidos chicos una migaja del presupuesto con este acercamiento?, ¿todo está en penumbras en este momento?, pero el tiempo, juez inexorable de la historia, lo ha de decir.