Nueva York, (EFE).- La legendaria empresa fotográfica Kodak, arrastrada por el dominio de la era digital, se declaró ayer en suspensión de pagos, incapaz de sacar partido de la invención de la cámara digital por miedo a destruir su principal negocio, el de la venta de película tradicional.
Con alrededor de 130 años de historia a sus espaldas, la compañía con sede en Rochester (Nueva York) pidió acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas de Estados Unidos para reestructurar su negocio y tratar así de mirar al futuro, donde vislumbra algo de esperanza en la venta de impresoras.
Kodak tiene unos activos de 5.100 millones de dólares y una deuda que asciende a 6.800 millones.