La tasa de inflación nacional calculada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año pasado fue de 6.9%. Comparando esta cifra con las de otras naciones sudamericanas, se aprecia que la boliviana no se encuentra en ningún extremo. Es decir, no registra la inflación más baja pero tampoco la más alta. En este escenario continental, las inflaciones más bajas corresponden a Colombia y Chile con el 3.72% y 4.44% respectivamente.
Por otro lado, las cifras más altas las registran los países de Argentina, 9.5%, y Venezuela, 27.57%. Por tanto, tomando en cuenta este análisis y que la tasa inflacionaria fue menor a la registrada en el año 2010, 7.18%, se podría considerar a la inflación de 2011 como “aceptable”. Sin embargo, cuando la cifra fue anunciada por el INE, trajo consigo una serie de repercusiones.
La población en general pone en duda dicha cifra, el argumento principal para ello es que a la hora de ir al mercado se sintió que los precios se incrementaron en mayor proporción a la tasa de inflación del 2011. Aunque parezca una contradicción, tanto la cifra calculada por el INE como la percepción de la población son válidas y reales. Para poder entenderla, es necesario analizar el modo en el que se calcula la inflación.
La tasa inflacionaria está basada en el cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), un instrumento estadístico que mide la evolución de los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo familiar durante un período determinado. Para construir dicha canasta representativa, se asigna ponderaciones a los bienes y servicios que una familia estándar compra cada mes.
En el caso boliviano, el INE divide la canasta en 12 grupos generales, asignando las mayores ponderaciones a los grupos alimentos y bebidas no alcohólicas, y a transporte con el 27.365% y 12.506%, respectivamente, a nivel nacional. Es necesario aclarar que inicialmente las ponderaciones se realizan a nivel departamental para posteriormente encontrar el nacional que llega a ser un promedio ponderado de las regionales. Por ejemplo, para el caso del grupo de transporte, la ponderación para La Paz es de 11.3% mientras que para Oruro alcanza el 10.94%. Es decir, la ponderación para cada uno de los grupos varía a nivel departamental en algunos puntos porcentuales.
Una vez conocidos estos detalles, se torna más sencillo el poder entender el motivo por el que las familias, a la hora de ir al mercado, sintieron que la inflación fue mayor a la registrada en 2011. En primer lugar, se debe a las ponderaciones realizadas. Por ejemplo, en el caso del departamento de La Paz, si tan sólo se toma en cuenta el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, la inflación de dichos bienes alcanzó el 8.19%. Aunque es una cifra alta, no es la mayor del país, pues Tarija registra una inflación en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas del 11.44%.
Asimismo, es más conveniente analizar la inflación general inicialmente a nivel departamental. La registrada en La Paz también es mayor a la cifra nacional, alcanzando el 7.67%. Los departamentos de Pando y Tarija son los que presentan mayor inflación general, registrando 9.5% y 9.36% respectivamente. Por otro lado, las regiones que muestran menor inflación son Beni, Cochabamba y Santa Cruz con el 5.25%, 6.34% y 6.42%, respectivamente.
En conclusión, para un estudio más preciso de la tasa inflacionaria, no sólo se debe considerar la inflación nacional general sino que se debe hacer un mayor análisis sobre la inflación departamental y de categorías importantes de la canasta.
El autor es economista.
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