Estrategia diplomática boliviana en la OEA

No hay posibilidades de mejorar las relaciones internacionales con Chile, debido a la posición conservadora y dura que mantiene este país ante la demanda marítima boliviana, aferrándose a la vigencia del ignominioso Tratado de 1904 y para lo cual hace amenazas constantes, que de ninguna manera puede aceptar Bolivia, porque los tiempos han cambiado. El Gobierno y fuerzas armadas chilenos están sumamente preocupados, ya que su país nunca había estado en situación diplomática tan desfavorable, y por tener la certeza de perder si Bolivia hace su reclamación diplomática ante el Tribunal de La Haya.

Agrava su situación el actual diferendo que tiene Chile con el Perú, en el mismo tribunal jurídico. En derecho internacional, nuestro país tiene la razón, al haber sido arrebatados sus territorios por la fuerza de las armas, dando lugar a un enclaustramiento injusto que tiene que ser reparado, porque esta actitud no es aceptable en el concierto de las naciones. La diplomacia chilena para frenar la iniciativa boliviana trata de forzar negociaciones bilaterales, las que a través de más de un siglo no dieron resultados favorables para el país, por lo que se debe mantener firme e inalterable la mencionada demanda internacional.

La reunión anual de la OEA a realizarse en Cochabamba es un medio más para reforzar la demanda boliviana y por lo cual la Cancillería y el Gobierno boliviano deben esmerarse en planificar minuciosamente una estrategia diplomática a fin de conseguir resultados favorables a fin de lograr el apoyo de la comunidad latinoamericana y esto significa visitas a diversos países amigos. Desde ya el chileno Miguel Insulza, siguiendo las instrucciones de su Gobierno, plantea sólo negociaciones bilaterales para atender la demanda boliviana de salida al mar, lo que a Bolivia no le conviene. El país tiene pendientes otras discusiones con Chile, por el uso indebido de las aguas del Silala y por las cuales no paga ni un centavo. Este recurso natural no puede ser regalado, ya que es parte de nuestra soberanía, por ello es obligación del Gobierno y las Fuerzas Armadas hacer respetar nuestro derecho propietario.

Negociaciones de todo tipo se han producido a través de los años, sin resultados, por lo cual Bolivia tiene que apelar forzosamente a un arbitraje internacional para que se deje de decir que el Silala es un río internacional, como alega Chile. Lo cierto es que las aguas de los manantiales del Silala son apropiadas indebidamente, como señala en su libro “Realidad nacional” el escritor Gualberto Tapia Vargas, quien hace definiciones y da pormenores sobre lo que significa agua dulce y potable, proyecciones y perspectivas, seguridad nacional, defensa de territorio, ante amenazas externas, con sus proyecciones y perspectivas.

Por ello es conveniente que el Gobernador de Potosí cumpla sus planes de utilizar las aguas del Silala en labores agrícolas, ¿o es que se teme la reacción chilena?, lo que no es dable, porque esas aguas nacen en territorio boliviano y tenemos derecho a usarlas, para lo que nos parezca.

El pueblo boliviano espera pacientemente que su demanda para la reintegración marítima sea patrióticamente enfocada, a fin de llegar a decisiones que nos permitan tener acceso soberano al mar, del que fuimos vilmente despojados.

El autor es ex docente de la UMSA.