No ha dejado de causar curiosidad en algunos sectores sociales y partidarios, la declaración un tanto novedosa del Vicepresidente del Estado, en sentido de que realiza los más grandes esfuerzos para evitar que altas autoridades, en especial el presidente Evo Morales, no cometan errores que podrían determinar el derrumbe del Gobierno, lo cual significaría inexorablemente que un nuevo Estado expulsaría del poder a los indígenas y que éstos, a la vez, no podrían volver a gobernar otros 500 años.
En forma específica, el segundo mandatario del Estado dijo muy preocupado: “Yo no puedo fallar… sé que si hago mal las cosas… nunca más un dirigente sindical, nunca más un campesino, nunca más un quechua o un aymara va a gobernar Bolivia”. A tan premonitoria aseveración, la autoridad agregó que ese punto de vista es conocido por el presidente Evo Morales y que su preocupación es tanta que “a veces ni duerme” ya que está al tanto de que hay algunos alcaldes y gobernadores del mismo Gobierno que le están “serruchando” el piso, le están “molestando” y “están haciendo mal las cosas”.
Esas afirmaciones aclaran muchas críticas oficiales, en particular las que sostienen que la oposición, el capitalismo, el imperio, la derecha y otros sectores son quienes quieren tumbar al Gobierno y no le dejan realizar sus sabios proyectos “socialistas”. Particular énfasis de la declaración vicepresidencial estuvo dirigida a los campesinos del Parque Isiboro-Sécure, a quienes se los acusa de actitudes intransigentes que han hecho caer la popularidad del presidente Evo Morales del 70 al 35 por ciento, según IPSOS.
Al parecer la declaración del “segundo hombre del Estado” se produjo en momentos en que el país se encuentra en medio de una aguda crisis económica y política, representada por la caída de la producción de alimentos, la exclusiva exportación de materias primas minerales (que han vuelto a convertir al país en una colonia víctima de la “maldición de las materias primas”), intranquilidad social, la aparición de nubarrones en el horizonte y, en especial, la derrota oficial en las elecciones judiciales de octubre pasado, cuando los votos blancos y nulos de la oposición de los “k´aras” derrotaron de manera contundente a los votos válidos.
Naturalmente, las declaraciones oficiales (como la del peligro para que los “indígenas” pierdan el poder “otros 500” años y la contundente derrota oficial en las elecciones para alcaldes de Sucre y Quillacollo) caen en el subjetivismo, pero lo más notable del caso es que al presente ya se observa que los “k´aras” ya no sólo están en las perspectiva de tomar el Gobierno, sino que ya lo están ejerciendo en altísimo porcentaje, pues desde el vicepresidente “k´ara” hasta la mayoría de los funcionarios públicos, pasando por ministerios, viceministerios y la casi totalidad de diversas entidades públicas, son precisamente los blancos “k´aras” a quienes se critica “de querer tomar el poder”. Es más, el mismo Vicepresidente es un “k´ara” reconocido que no sólo ocupa un cargo simbólico, sino que maneja las riendas del país en proporciones más grandes que el Presidente, vale decir que hace ya mucho tiempo se hizo realidad la premonición del segundo mandatario y así los indígenas quechuas, aymaras, etc., ya dejaron de ser inquilinos del Palacio Quemado y así ha empezado a cumplirse lo de los 500 próximos años.
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