La Paz, conocida también como Chuquiago Marka, posee múltiples tradiciones y fiestas andinas surgidas en tiempos muy remotos, desde la existencia de la cultura Tiahuanaco, posteriormente la aimara y luego el incario a decir de los historiadores. La colonización española trajo la fusión de dos culturas, la europea con la indígena. La religión cristiana con los ritos y ceremonias andinas. Las celebraciones aimaras con las fiestas o procesiones religiosas.
Sin embargo, una de estas tradiciones propias de esta región, de data antiquísima, es la feria de la Alasita, vocablo aimara que quiere decir comprame, que desde antes de la colonia se celebraba en honor del diminuto idolillo llamado Ekeko, el dios de la fortuna, la abundancia y para otros del amor.
Esta feria fue establecida oficialmente, según viejas crónicas, después del cerco indígena ejecutado por los Cataris en el año 1781, de características bastante dramáticas que sufrió la ciudad de La Paz. Fue el brigadier y gobernador de esta ciudad, Sebastián Segurola, quien atribuyendo a la Santísima Virgen la salvación de la ciudad de caer arrasada por las hordas indígenas dispuso que cada 24 de enero se realizara esta festividad en advocación de la Virgen de La Paz. Sin embargo, esta festividad mantuvo sus características de feria artesanal por la exposición y venta de objetos en miniatura de toda naturaleza. Lo que no se sabe a ciencia cierta es cuando se miniaturizaron los objetos.
Se inicia cada 24 de enero y permanece por dos o tres semanas en el área ocupada anteriormente por el zoológico municipal. En sus inicios se realizaba en la Plaza de Armas, hoy Murillo, luego pasó al Prado, a San Pedro y sus alrededores, a Miraflores, a la Av. del Ejército, a la Av. Montes, la Uruguay, a la plaza Antofagasta, hoy terminal de buses, a la Av. Perú, donde un alud de barro y piedras que se deslizó del río Vizcachani arrastró con la feria.
Su mayor característica es la exposición de miniaturas elaboradas por los artesanos especializados en hojalatería, yeso, madera y cueros; la confección de ropa diminuta, y en la sección de las “cochalitas” está la rica cerámica, con la venta de usos de cocina, tejidos e instrumentos de música, guitarras, charangos y bombos; en esta feria también está la sección de las plantas, donde mucha gente acuda para ornamentar sus jardines con plantas traídas de otras latitudes. Para el deleite del paladar en la inauguración de la feria se expenden ricas comidas como el “plato paceño” y el chairo. Por las tardes el api y el tojorí con sus ricos pastelitos de queso. Ademas de otras confituras y macitas.
El Ekeko es el personaje central de esta feria a quien se le atribuye poderes mágicos capaces de atraer la buena fortuna y la riqueza material. Se lo represente con semblante de un mestizo, vestido con lluchu, un sombrero, poncho, pantalón blanco de bayeta y hojotas; cargado de víveres, objetos de usos común, autos, billetes; todo en miniatura.
Hoy concurramos todos a la feria...
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