Estamos, otra vez, confrontados por las contradicciones ante las que reiteradamente nos colocan los intereses que se anteponen aun contra los dictados expresos de la ley.
Es un problema en que todos equivocaron su actuación. Si la cuestión de la carretera partiendo el TIPNIS ya tiene origen en el año 2008, ¿por qué no se planteó el problema desde el inicio? Ni siquiera se debió construir los sectores 1 y 3. ¿Dónde estuvieron las instituciones ecologistas en el inicio? ¿Por qué el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), que es el más llamado para manifestar su repudio a los planes camineros que dividen el Parque Nacional Isiboro Sécure no hizo escuchar su voz? La entidad más competente en esta materia fue la más callada. Ninguna institución debe guardar tanto silencio en materia de su competencia, donde la subordinación a otras instancias no puede servir de excusa, incurriendo en una omisión culpable de las propias funciones.
Mientras en La Paz una persona puede destruir la poca mancha verde que existe en Mallasa, sin que a nadie conmueva semejante salvajismo, por el TIPNIS fueron las poblaciones indígenas quienes asumieron el reto admirable de defenderlo enfrentándose al Gobierno que, finalmente, salió del atolladero dictando la ley que prohíbe dicha carretera; la marcha fue una verdadera epopeya que fue saludada emocionadamente por toda la población de La Paz. Pero ahora vemos una actitud contraria, un comportamiento distinto que debe ser materia de reflexión para comprender quiénes son los que verdaderamente aman la naturaleza, ya que surgió otro movimiento, el de Conisur, que pide la construcción de la carretera que derogando la ley dictada, parta el área protegida.
Carlos Medinacelli, ese admirable pensador del pasado siglo, criticó “que los bolivianos carecen del sentimiento de amor a la naturaleza, base esencial para el verdadero amor a la Patria”. Añadimos un pensamiento de André Theriet: “En lo más profundo de los bosques está el corazón de la patria. Un pueblo sin bosques es un pueblo que está muriendo”. Y verdaderamente eso está ocurriendo en Bolivia, un país que contiene una de las mayores biodiversidades del planeta, cuya protección debería ser un afán prioritario de todos los bolivianos, donde los bosques están disminuyendo irreversiblemente, desde antes, con la mayor irresponsabilidad de los gobernantes que, ojalá fuera al menos en provecho del país, escandalosamente es en beneficio de intereses foráneos, como siempre.
¡Los bolivianos debemos cuidar el corazón de la Patria que es nuestra naturaleza y los bosques esencialmente! No seamos siempre los destructores de nuestros recursos, sea por propia obra o permitiendo que intereses extranjeros sean los depredadores.
Si fuéramos como otros países más organizados donde se respeta las leyes y se protege la naturaleza, no estaríamos contra el camino que parta el TIPNIS; ya que con carretera o sin ésta, se impone la conciencia conservacionista, pero entre nosotros no es así, con el camino se destruirá los bosques y su biodiversidad, porque somos destructores por nuestras propias manos o dando ocasión a la explotación de ajenos. Por consecuencia, la pretendida carretera será el vehículo que promueva su destrucción irremediable, para ver muy pronto desaparecer irreparablemente la floresta con toda su fauna y flora silvestre. No provoquemos por nuestra insensatez que en el futuro tengamos que viajar a otro país para apreciar un bosque. A ese destino infausto no debemos llegar por nuestra imprevisión.
Esto ya ha ocurrido con la chinchilla, pasará con los pumas, las parabas, los ñandús y tantas especies que van desapareciendo. Los únicos bosques que nos quedan están en el Madidi, está lo que queda del TIPNIS, del Noel Kempff Mercado y algunas pequeñas manchas más, teniendo en cuenta que ya se están acabando el Chapare, lo que había en Santa Cruz, Pando, Beni. ¿Los bosques serán otro recurso que se extinguirá como otrora la plata, la goma, la castaña, piedras preciosas, etc.?
Los caminos son obras esenciales y prioritarias, como las venas que alimentan el cuerpo. Pero en este caso, la carretera se la puede construir bordeando el parque. Que el terreno es fangoso, mejor así, el camino servirá para proteger y recuperar suelos que servirán para la agricultura y la ganadería, y será la vía más directa a la capital del Beni.
Se ha creado muchas áreas protegidas en el país y podemos asegurar que de ellas, una sola no se la maneja adecuadamente, no obstante existir una institución especializada para eso.
El Gobierno no debería apartarse de la conservación y protección de nuestros bosques. Para ello, instruir, educar, concienciar y fijar en la población la convicción de su defensa debe ser un objetivo permanente. Todos hablan del calentamiento global, los bosques lo impiden; también evitarán el deshielo de nuestras montañas, que los inmensos chaqueos en el Brasil las están afectando.
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