Mientras no comencemos a enseñar las formas de conocimiento de la realidad desarrolladas por la filosofía y las ciencias -que completarían los estudios que realizamos en su nombre al buscar nuestras profesiones-, seguiremos siendo prisioneros de los engaños en los que consisten las enseñanzas que difunden los pensadores de los pueblos de habla inglesa.
Una de las formas en la que realizan ese engaño es la que utilizaron una vez terminada la llamada Segunda Guerra Mundial, y delineadas como fueron en Bretton Woods las nuevas políticas mundiales, bajo el entonces recién inaugurado liderazgo de los EEUU, como consecuencia de las cuales “aparecieron” en el horizonte republicano de nuestra región, una serie de organismos internacionales de NNUU, entre los que se encontraba la Cepal (Comisión Económica para América Latina), la que al inaugurar su sede en la ciudad de Santiago de Chile, anunciaba venir a estudiar las causas de nuestro subdesarrollo económico y social, que decían era causado por una mala combinación de las variables económicas.
Entre paréntesis debemos decir que la llamada región latinoamericana fue y es tratada de la misma forma como se trató y se trata a las repúblicas africanas, es decir a las regiones en las que, con excepción de Chile, no existen verdaderos economistas.
Por el entusiasmo que en la época despertó la Cepal no vacilaron en bautizarla como la primera escuela de pensamiento económico latinoamericano -nótese bien que esa presentación significaba que se actuaba bajo el engaño de hacer creer que los programas que aplicaba esta institución en las repúblicas que obedecían sus dictados, fueron inspiradas por los profesionales de nuestra región-, la que contrató como a su Presidente Ejecutivo al Dr. Raúl Prebish, de nacionalidad argentina y a quienes se suponía que eran los mejores profesionales de la economía de la región, entre los que se encontraban los mexicanos Juan Noyola y Víctor Urquidi, los chilenos Jorge Ahumada, Julio Melnick, Carlos Oyarsún y Pedro Vuskovic; el brasileño Celso Furtado; el venezolano José Mayobre etc.
Estos profesionales fueron en la realidad el Caballo de Troya a través del cual introducirían en la región las “ideas económicas” -las que hasta entonces y hasta nuestros días, eran y son inexistentes-, que fueron presentadas como si hubieran sido producidas por ellos, las que consistían nada menos que en una nueva ciencia, la supuesta nueva ciencia del desarrollo económico, que pese a que sus contenidos caducaron hace más de 30 años, pero se los sigue enseñando en nuestras universidades.
Si estos ingenuos profesionales de la economía hubieran sabido lo que era ciencia, no habrían aceptado que pudiera existir una ciencia del desarrollo económico. Ellos por la magia de los druidas ingleses supuestamente se vieron convertidos en hombres de ciencia, los que a través de sus ideas no sólo comenzarían a introducir los programas neoliberales en las repúblicas de la región, como fue el caso de los programas de Sustitución de Importaciones, la Alianza para el Progreso o la Iniciativa para las Américas; sino que yendo más allá, comenzarían nada menos que a dirigir la política económica mundial.
A esa conclusión llegamos, porque inmediatamente que proyectaban un nuevo programa económico, eran secundados en su ejecución por los países del centro del sistema económico mundial, que entregaban los medios y recursos para llevarlos a cabo, programas a través de los cuales dirigieron los movimientos de nuestra vida colectiva, conduciéndonos de la mano hasta la crisis de la deuda externa y la declaración de la década perdida.
El retorno de los brujos de la Cepal y de sus hechizos señala al mismo tiempo la decadencia y la falta de imaginación y de recursos de la dirección del sistema económico mundial, que nunca antes había utilizado los mismos trucos; marcando asimismo el inicio de la preparación de un nuevo engaño, el que será respaldado y reforzado por las universidades de habla inglesa con sus cursos de postgrado. Al enceguecer con sus enseñanzas a nuestros profesionales para la visión de la verdadera realidad que es el mundo y la vida, continuarán introduciendo falsos conocimientos, que son los que provocan que destruyamos nuestras posibilidades de desarrollo, mientras que nuestros masters y doctores continúan durmiendo el dulce sueño de los justos.
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