El Cairo, (EFE).- Los egipcios celebraron ayer el primer aniversario de la revolución que acabó con tres décadas de dictadura de Hosni Mubarak con la concentración más numerosa desde entonces en la plaza Tahrir de El Cairo, donde se vivió una catarsis de patriotismo con espacio para reivindicaciones.
Todos los caminos llevaban ayer a Tahrir, epicentro de la Revolución del 25 de Enero, donde bajo un sol radiante confluyeron varias marchas de decenas de miles de personas organizadas por distintos grupos de jóvenes y revolucionarios para pedir que la Junta Militar que gobierna Egipto actualmente traspase el poder de forma inmediata.
En un comunicado difundido ayer, la cúpula castrense confirmó que abandonará el poder el próximo 30 de junio, día en que los militares regresarán a sus cuarteles para dedicarse solo a “defender la tierra, el cielo y el mar de Egipto”.
AMBIENTE FESTIVO
En la plaza, que se tiñó de rojo, blanco y negro, los colores de la bandera egipcia, el ambiente era festivo y sonaban canciones nacionalistas, con muchas familias que aprovecharon el día libre, ya que ha sido declarado fiesta nacional, para acercarse a Tahrir con sus hijos.
Pese a que las personas consultadas por Efe destacaron la importancia de celebrar el aniversario de la revolución, todas afirmaron que habían acudido ayer a la emblemática plaza para exigir que se cumplan los objetivos de la revolución, aunque esas metas variaban según a quién se preguntara.
La presencia islamista era importante con numerosos seguidores de los Hermanos Musulmanes pertrechados con insignias y banderas verdes del grupo, y enseñas blancas de su formación política, el Partido Libertad y Justicia, que aseguraban que estaban en Tahrir para defender los derechos de las víctimas de la revolución.
SIN VIGILANCIA
En la plaza no solo se congregaron las víctimas y los islamistas, sino también egipcios de distintas tendencias para pedir la renuncia inmediata del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
De los barrios de Guiza, Manial y Mohandesin, además de otros puntos de El Cairo, llegaron decenas de miles en varias marchas, en las que las soflamas más escuchadas fueron las contrarias a los militares y a su jefe supremo, el mariscal Husein Tantaui.
Frente a la ausencia total de las fuerzas del orden en la plaza, cuyos accesos estuvieron custodiados por grupos de voluntarios, la presencia policial era abrumadora en las calles aledañas a los edificios gubernamentales del centro de la ciudad, como el Ministerio del Interior, símbolo de la represión de las autoridades.
De momento, la jornada transcurría sin incidentes en Tahrir, aunque el número de jaimas en la plaza ha aumentado y muchos manifestantes dicen que no se van a marchar, como Mohamed Atif, que lleva allí desde los disturbios de noviembre pasado.
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