Cuando le escuché a alguien comentar lacónicamente que “el TIPNIS es un problema geopolítico por el enorme interés que tiene Brasil en la carretera que lo conectará con el océano Pacífico, y que virtualmente estamos conminados a cumplir”, me puse a buscar un pequeño libro -folleto, según su autor- que contiene antecedentes por demás importantes sobre acuerdos y relaciones entre Bolivia y el coloso de América del Sur en décadas pasadas.
“Roboré y el militarismo brasileño”, titula esa obra publicada en julio del año 1960, en la Editorial Letras. Quien la escribió utilizó un pseudónimo muy singular, explicando al respecto: Maximiliano Paredes, el valeroso centinela de la integridad boliviana, es el nombre que el autor ha escogido como expresivo pseudónimo para escribir estos apuntes. No existen en ellos ordenamiento previo ni pretensión literaria, pues sus conceptos fueron vertidos con la rapidez de la labor cotidiana del periodismo para atender una demanda pública boliviana: la verdad acerca de los Acuerdos de Roboré y el incumplimiento brasileño.
En su introducción, fechada el 31 de julio de 1960, y firmada por Mario A. Montenegro, se enfatiza que “la publicación de este folleto responde por entero a la motivación nacional, es decir al sentimiento bolivianista defensor de todo lo que entraña derecho inalienable de pertenencia, por tradición y justicia, al pueblo boliviano”. En realidad, dicho texto condensa una serie de editoriales y artículos publicados en medios impresos de nuestro país durante el mes de julio de 1960, en torno al incumplimiento de entonces por parte de Brasil, de los acuerdos firmados entre los cancilleres de ambas naciones el año 1958, luego de encuentros previos en Corumbá y Roboré, mediante los cuales se estipulaba la entrega a la administración boliviana de dos tramos del Ferrocarril Corumbá-Santa Cruz, la demarcación de frontera, entre otros.
La creciente preocupación boliviana tenía relación con el surgimiento de campañas en el Brasil contra tales acuerdos “por injustificadas desconfianzas en determinados sectores ultranacionalistas brasileños, cuyas prédicas alcanzaron a manifestarse dentro de las Cámaras del Congreso y de las Fuerzas Armadas de la vecina República, en sentido de que los Acuerdos de Roboré, firmados un 29 de marzo de 1958, eran contrarios y perjudiciales a los intereses del Brasil”, destaca el autor de la publicación.
Asimismo, durante esa época, llama la atención que no sólo los medios impresos bolivianos se referían con cierta cotidianidad al tema, sino también los del vecino país, entre ellos “Folha Da Manha”, matutino paulista que en su edición del 12 de julio de 1960 señala: “Se objeta el hecho de que Petrobrás no fue admitido en la explotación del petróleo boliviano, como lo había deseado y tentado inútilmente. Los tentáculos de ese moderno pulpo verde-amarillo, que amenaza estrangular la economía nacional, desean atravesar la frontera y alcanzar Bolivia. Es una especie de imperialismo mestizo totalmente anacrónico, pues en los días que corren no se puede siquiera concebir que una pequeña nación como Bolivia, admitiese en su territorio una organización estatal extranjera tan poderosa dentro de su propio país, que llega a construir un Estado dentro del Estado o por encima del Estado. El problema del petróleo, tuvo en Roboré una solución digna, civilizada, democrática, que fue la mejor que nos fue posible obtener”.
Por su parte, en el ámbito nacional, EL DIARIO, en fecha 1 de julio de 1960, bajo el título “Convenios que no se cumplen”, sostuvo que fueron los presidentes de ambos países quienes decidieron el encuentro de sus cancilleres como una decisión de alto nivel amistoso, por lo que sería inadmisible que, mediante estos antecedentes y ya a más de dos años de la suscripción de aquellos convenios, surgiesen cortapisas que pusiesen en tela de juicio la buena intención de los negociadores de entonces. Si fuera así, se desvirtuaría el espíritu eminentemente americanista de los gobiernos pactantes”.
Mientras, el matutino “Presencia”, en la misma fecha, con el título “Demarcación de la frontera con Brasil”, destacaba: “En estos mismos días, mientras el Gobierno brasileño es amistoso, círculos influyentes de aquel país mueven activa guerra a los convenios de Roboré, de los cuales buscan quedarse, con todo lo favorable a Brasil rechazando lo que es favorable a Bolivia. Estos círculos, entre los cuales se hallan los de los militares brasileños, desean lograr una mayor expansión territorial; constituyen la médula activa de un imperialismo brasileño y se hallan acompañados de poderosos intereses económicos que no representan al pueblo mismo”.
Se hace mención, además, en tal libro a la siempre sutil diplomacia brasileña y a su símbolo -Brasilia- de la marcha hacia el Occidente, que es su objetivo final. Estimamos que siempre será de utilidad recordar pasajes del pasado casi inmediato a fin de aquilatar lo que acontece en el presente. Por ello las preguntas: ¿La carretera por el TIPNIS es un problema geopolítico? ¿Será que tal problema tendrá la solución digna, civilizada, democrática que todos esperan en la Patria? ¿O más podrá el interés geopolítico del gigantesco vecino?
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