Juan Bautista Del C. Pabón Montiel
Es un fenómeno psicológico todavía no bien estudiado, aunque citado por Carlos Montenegro en su libro “Nacionalismo y Coloniaje”: la destrucción sistemática y disciplinada de Bolivia. La sociología indoamericana algún día estudiará y descifrará la grande capacidad autodestructiva de Bolivia. Sólo en los últimos cien años pasados el país ha soportado la mayor destrucción de sus mismos cimientos de nacionalidad. Veamos:
- Los golpes de Estado, dirigidos por civiles acompañados por los inefables militares. Desde el año 1930, cuando fue derrocado don Hernando Siles Reyes, se destruyó sus bienes públicos y personales. Nunca se vio tanta saña contra el ex mandatario que intentó una reelección presidencial.
- En 1952, año de la Revolución Nacional, hubo más de tres mil muertes, con tres días de combates cambió la nación, más para bien que para mal. La República dejó de ser, para mostrarse tal como es hoy. El MNR con doctrina y filosofía modificó el país. Se hizo lo necesario, no completándose la obra de continuidad revolucionaria al ser interrumpida por un golpe de Estado a raíz de la reelección de Víctor Paz Estenssoro.
- En 1964 otro golpe derribó al MNR, se tomó las oficinas públicas, como la Dirección de Cooperativas, que funcionaba en el actual edificio de la Casa de la Cultura Franz Tamayo. Hordas de bárbaros se llevaron máquinas de escribir, archivos, papel membretado. El campo de batalla prosiguió en la Lotería Nacional con la toma por huestes de falange, y en otras entidades estatales. Luego la Dirección de Cooperativas se trasladó a un pequeño piso frente al monumento al Libertador en la Plaza Venezuela.
- El golpe de 1979, para derrocar al presidente interino Walter Guevara, costó al país un enorme desprestigio, pues terminaba una reunión de la OEA apoyando la demanda marítima. Amén de las vidas que segaron los tanques del tigre dipsómano de noviembre.
- Hace diez años en Oruro en el sindicato de trabajadores del volante un dirigente decía: “¡fue contundente!, ¡contundente!”, refiriéndose al criminal paro con bloqueos, quema de llantas, decretado por dicha organización. Su actitud de triunfo era tal, que pensamos que un psiquiatra podía asistirnos a los dos: al uno por su felicidad destruyendo la entonces República y al autor de la presente nota que no entendía esa alegría del dirigente del autotransporte.
- Disciplinadamente, hasta las últimas consecuencias, bloqueamos las carreteras castigando a inocentes pasajeros, niños, ancianos, mujeres embarazadas. Toda la producción pública y privada se pudre en camiones, alimentos de primera necesidad, en tanto en las ciudades se busca comida en basurales. ¿Masoquismo, autocastigo y flagelo nacional? ¿Desprecio por nosotros mismos?
- Los bloqueos en Yapacani fueron muestra de autodestrucción, cumplida por los representantes del sindicalismo obtuso que tiene Bolivia. Los municipios autónomos (*) se han convertido en un botín de guerra para oficialistas, opositores y algunos civiles que encuentran la forma rápida de hacerse millonarios a costa de los dineros propios y ajenos, donaciones y limosnas que recibimos sin ruborizarnos. Esos costos morales son también materiales para un Estado pedigüeño.
- La marcha indígena de los orientales, que duró 65 días, fue tan cruel como la misma represión. ¿Solaz por el dolor, por el ascenso de los llanos a la altura? ¿Masoquismo? ¿Cómo explicarnos nosotros mismos la crueldad contra bolivianos?
- Los policías enviados a Yucumo deberían estar en Santa Cruz, en las ciudades troncales poniendo atajo a los delincuentes menores y mayores que asolan Bolivia.
- ¿Cómo se entiende, señores, la parcelación en los municipios, el loteamiento en territorios como el minifundismo que trajo la reforma agraria de 1953, por la Revolución Nacional? ¿Cómo podemos entender la pelea por límites territoriales entre departamentos, comunidades, al estilo de la Bizancio antigua, en tanto las fronteras se encuentran desguarnecidas? ¿Por qué esos valientes comunarios potosinos, orureños, tarijeños, paceños, no van a las fronteras a resguardarlas, bloqueando a los chilenos, brasileños, peruanos que cada día retiran un hito?
- ¡Vengan a la frontera de Puerto Suárez, a cuidar el país abandonado y huérfano por el centralismo secante y retrógado! ¡Vengan, señores bloqueadores!
- Estas sinrazones nos hacen una nación de las más extrañas, amables lectores.
Final: nuestra autoestima es tan mínima que Bolivia pervive, increíblemente, gracias a la misericordia divina que impide que el país sea repartido, o sea la tan cantada “polonización”.
Referencias
(*) En el Municipio de Puerto Suárez, Capital de la Provincia Germán Busch, Departamento de Santa Cruz, el presidente Evo Morales entregó hace cinco años al alcalde de entonces en cheque para la construcción del Colegio Nacional Felipe Leonor Rivera y el Mercado Campesino, hasta la fecha no fueron entregadas las obras y los alumnos peregrinan de un establecimiento a otro.
Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.
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