La “Cumbre Plurinacional” exigió medidas capitalistas

La consulta política llamada “Encuentro Plurinacional para profundizar el Cambio” que hizo la tienda gobernante, hoy inquilina del Palacio Quemado, tuvo como carácter esencial hacer propuestas para sacar del estancamiento los planes gubernamentales. En efecto, después de las reuniones en Cochabamba y La Paz se anunció que las sugerencias aprobadas en ese “sabio” concilio serían puestas en aplicación por el Ejecutivo, en especial por los flamantes ministros.

Pero lo que hay que mostrar de las propuestas de ese célebre “Encuentro” es que, por donde se las vea, en esencia todas fueron de carácter capitalista y, por tanto, antisocialistas o sea demandas contrarias a los planes que se pregona en medios oficialistas, en sentido de que la orientación del Gobierno actual es anticapitalista y, a la par, socialista.

Si se lee las 500 propuestas y 70 proyectos de ley que aprobó el “encuentro” -con la presencia activa de 600 delegados, entre ellos altos representantes de la burguesía nacional- se confirma que, sin excepción, todos los puntos aprobados tienen como objetivo único fortalecer el actual rumbo histórico económico capitalista que se desarrolla a lo largo y ancho del país. Es más, no tienen el menor sentido socialista por cualquier lado que se las vea, ni muchísimo menos.

En forma concreta, si se revisa las propuestas que bajo el título de “ejes” presentaron las diez Mesas de trabajo, se verifica sin dificultad y objetivamente que ninguna de ellas tiene el menor rasgo socialista y, todas ellas, efectivamente, están destinadas a mantener y desarrollar el sistema histórico que actualmente atraviesa el país, vale decir el sistema capitalista y, en especial, el crecimiento del poder de una burguesía nacional.

Más aún, ninguna de esas sugerencias contiene la mínima orientación socialista. Las proposiciones de las Mesas de Desarrollo productivo; Salario, empleo y estabilidad social; Políticas sociales y, en especial, de Seguridad con soberanía alimentaria y tierras, fueron eminentemente capitalistas. Por lo demás, sugerencias de otras Mesas tienen contenido nacionalista, aunque en algunos casos derivan tanto al populismo de derecha como a la utopía pequeño burguesa.

Al respecto, se puede decir que mientras el Gobierno propone en sus buenas intenciones (de las que está empedrado el camino al infierno) luchar contra el capitalismo y marchar hacia el socialismo, la realidad del país y el pedido de la “cumbre” imponen un objetivo en dirección contraria, o sea contra el socialismo y a favor del capitalismo. Esos hechos muestran en forma clara que la línea política “socialista” del Gobierno va contra las leyes del desarrollo de la sociedad y es ahí donde se encuentran los problemas que hoy lo tienen poco menos que enloquecido.

Empero, por más que se trate de lineamientos históricos de naturaleza capitalista, ahora el Gobierno está obligado a darles cumplimiento, primero porque ofreció cumplir con las sugerencias que diese la Cumbre y, segundo, porque tiene el compromiso formal de que lo aprobado será puesto en aplicación por los poderes Ejecutivo y Legislativo, sin hacer referencia a la palabra presidencial de que “gobierna con lo que dice el pueblo”.

Por lo tanto, con base en lo que exige la población y en particular las mismas bases del régimen actual, el Gobierno debe cambiar su lenguaje ideológico y someterse a la realidad, es decir dar al país un rumbo capitalista nacional y democrático y poner fin al error de proponer, fuera del tiempo y el espacio nacionales, una lucha contra el capitalismo y a favor del socialismo.

Finalmente, se puede decir que lo que exigió el llamado “Primer Encuentro Plurinacional para profundizar el Cambio” si bien fue positivo en cuanto se refiere a que hay que hacer algo, no lo es en cuanto a profundizar del cambio en términos nebulosos. Más bien lo que se debe hacer es profundizar el cambio hacia el capitalismo. En otras palabras, sustituir el proceso de cambio por el cambio del proceso.