Promesas partidarias y ¿olvidos de conveniencia?

El gobierno de seis años del presidente Evo Morales, ha renovado su gabinete ministerial con la ratificación de una parte y con la designación de nuevos colaboradores. Parecería que en el hecho habría la intención de modificar viejas conductas o, por el contrario, endurecerlas más o, tal vez, encontrar cauces de entendimiento con el país, con la finalidad de llevar adelante programas que se habían dejado postergados por dejadez u olvidos de conveniencia.

El panorama es nebuloso; a pocos días de los cambios, es difícil predecir cuál es el futuro de los comportamientos gubernamentales y, lo más importante, qué le puede esperar al país. Por supuesto, el permanente sentimiento de tratar de ver siempre lo positivo, no abandonó a la colectividad y surgen las esperanzas de que el propio Presidente y su equipo, vistas las experiencias vividas en seis años, modifique conductas, corrija los yerros cometidos y marque derroteros muy claros y constructivos para el país.

Pese a lo que se diga - se piense o sospeche en la susceptibilidad de las autoridades - es de esperar que la soberbia y petulancia practicada en más de un lustro muy largo para las expectativas de la población, se dejen a un lado; se tome conciencia de la urgencia de un mínimo de humildad y entender que el país, pese a lo que siente o cree el partido mayoritario, es de todos los bolivianos sin distinción alguna. Seis años son, deben ser más que suficientes para haber conocido a la gente que vive en Bolivia, para tomar conocimiento y hacer causa común de las múltiples urgencias y necesidades, para haber medido los grados excesivos de pobreza en que se debate la mayoría nacional.

Hay hechos, circunstancias, situaciones y ejemplos palpables de lo mucho negativo que se vive. Que hay nuevos contentamientos, situaciones de bienestar y hasta “nuevos ricos” es cierto; pero, la mayoría sigue en condiciones difíciles porque falta lo más indispensable: ingresos que permitan siquiera existir en un país donde se respira pobreza y necesidades; hay la esperanza de cambios - que el gobierno ha exigido y que fue lo menos que cumplió - que se requieren en las conductas, en reconocer cuán poco somos y cuán poco podemos no sólo por las condiciones de pobreza sino de dependencia permanente.

Para las autoridades y para el pueblo, vistos los hechos y el historial de seis años, existen convencimientos de yerros que han ocasionado al país muchos problemas y dificultades: en primer término, al inicio se sostuvo que habrían acciones positivas y pacíficas; sin embargo, los muertos se cuentan por decenas, los heridos por centenares y los perjuicios irrogados son cuantiosos; no se incrementó la producción y más bien se la disminuyó; se suspendieron las garantías para las inversiones y no hay perspectivas de cambios en pos de conseguir que la comunidad internacional de capitales y tecnología y los capitales nacionales puedan actuar para crear riqueza y generar empleo; las exportaciones tradicionales, en lugar de incrementarse, han disminuido; importamos vehículos y artículos de lujo dignos sólo de los países más ricos y descuidamos lo que es preciso para reactivar el desarrollo y conseguir un crecimiento armónico y sostenido. Por supuesto, se han aumentado los cultivos de coca incrementando la fabricación de droga. El empleo se ve disminuido y las perspectivas de aumento son mínimas. Hemos conseguido mayores ingresos de dinero por la exportación de gas pero no por haber producido mayor cantidad sino porque los precios internacionales han subido considerablemente y la conclusión es que percibimos más dinero con una menor producción. En fin, los motivos para lamentarse son muchos.

Ahora, lo que corresponde es corregir lo mal hecho y emprender nuevos caminos que efectivamente ayuden a corregir lo malo e iniciar períodos de realizaciones; pero, abandonando conductas que han dañado al pueblo y al propio Gobierno. Será preciso, por otra parte, corregir yerros que nos han mostrado como país rico siendo tan pobres: compra de un avión de lujo tan sólo para uso del Presidente; aviones para la Fuerza Aérea (cuando el país requiere mejorar sus rutas comerciales por vía aérea y con máquinas modernas y de mayor capacidad). Se contrató un “satélite” cuando es totalmente innecesario y sólo lo haríamos por simple ostentación. En fin, lo malo hecho es tan grande y tan grave que resultará difícil corregirlo y contrastarlo con acciones muy positivas que el gobierno, en acto conciencial, seguramente tiene la intención de llevar a cabo.

Hay, pues, muchas promesas pre y post electorales, luego de los inicios, que no se han cumplido y que demandan ser realidad. No entender así las verdades vividas y no concebir remedios urgentes, no sería digno de quien se propuso cambios que beneficien a todos los bolivianos, como lo hizo el Sr. Presidente.

Hay grupos o sectores en el país que demandarían cambio de gobierno pero la realidad muestra que, con ello, no se lograría nada; pero, que debe haber cambios en las conductas, es cierto y necesario porque el país y el propio partido de gobierno, conjuntamente una oposición incipiente, tendrán que dar “una nueva oportunidad” a quienes equivocaron caminos pero que, seguramente tomarán conciencia de cambios en los hechos que no sean simple demagogia y palabrería partidaria.