Al comenzar el séptimo año de gestión, como es de conocimiento público, el presidente Evo Morales ha ratificado a diez ministros de su equipo de colaboradores. Lo paradójico es que el gabinete ministerial es inestable; 13 ministros fueron cambiados en su segunda gestión y en este tercer período ha posesionado a nueve ministros y ministras. Dos ex retornaron. Estos cambios intempestivos no favorecen la estabilidad y continuidad que debe haber en el Ejecutivo, pues se presta a comentarios en sentido de que fueron sacados del Gobierno por falta de capacidad para desempeñar la cartera designada.
No era de mi especialidad ese despacho, dirá alguna ex autoridad, más claro, un médico no podrá dirigir la repartición de Minería y Metalurgia, un contador ejercer la de Justicia, y así sucesivamente. También da paso a antojadizas suposiciones: el presidente Morales y el MAS no tienen gente preparada, profesionales idóneos para dirigir la nave del Estado. “Zapatero a tus zapatos” dice un aforismo.
La población en una rápida encuesta expresa: los errores son consecuencia de la improvisación, falta de conocimiento y capacidad de ministros y ministras, hay ministerios repletos de empleados oficialistas. Existen más de 35 viceministerios; viceministros y viceministros -más cantidad que calidad-, muchos sin preparación intelectual y técnica, designados a dedo, que ignoran las atribuciones que competen a esos despachos, dando paso a una enorme burocracia estatal.
En el discurso del 6 de Agosto de 2011 en la Casa de la Libertad en Sucre, el Presidente del Estado reconoció que había cinco debilidades en su gobierno: narcotráfico, contrabando, corrupción, dificultades en la gestión pública y la inseguridad ciudadana. En el reciente discurso de posesión de su nuevo gabinete en Palacio de Gobierno manifestó que en sus seis años de gestión hubo estabilidad y 12 debilidades. “El fracaso en todo está en no saber pensar”.
La opinión pública añade que las debilidades del Gobierno aumentaron en detrimento de la población y la falta de inversión pública en el desarrollo del país. Morales hizo un gabinete enteramente político y de confrontación, no toca el sistema económico que afecta al pueblo por el alza indiscriminada no solamente de precios de los productos de la canasta familiar, no da prioridad a los indígenas, comunarios, originarios y campesinos. Una alta funcionaria de la ONU en cierta oportunidad expresó “que falta mejor participación de los indígenas en el Gobierno”, por no decir que este Gobierno no es de los indígenas, éstos han sido utilizados.
Un ejemplo patético, una ex autoridad creía, seguramente, que “culturas” es solamente traer grupos autóctonos folklóricos de diferentes provincias y hacerlos bailar en la plaza Murillo y obstruir con sus danzas y música las calles paceñas, mientras las ruinas de Tiwanaku se caen a pedazos. La cultura es cultivar las letras a través de los libros y la lectura. La cultura de un pueblo se muestra en su sabiduría. La cultura es el pilar de los pueblos. Un pueblo sin cultura es un pueblo sin alma. Cultura no es solamente hacer festivales estudiantiles, concurso de bandas, entradas folklóricos, convirtiendo la ciudad en un bailódromo. Bailamos por todo y por nada.
Se ha dado el caso de que una autoridad ha pretendido retirar libros de Alcides Arguedas de las librerías por el hecho de que el escritor paceño afirma en “Pueblo Enfermo” la verdad sobre nuestro pueblo y su pobreza cultural. Muchos bolivianos prefieren bailar, beber y no tomar un libro, una revista o leer un periódico, lo que es también una debilidad. Gobernaciones y Alcaldías con sus oficinas de cultura deben incentivar la educación, primero la cultura, después el festejo exagerado que se da por cualquier motivo y en cualquier parte.
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