[Eric Cárdenas]

Muera el mal gobierno


El grito revolucionario de los patriotas que lucharon por la independencia de nuestra Patria ante el coloniaje español, a partir de 1809 -en especial del 16 de Julio de ese año en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz-, y que duró 15 años, con un costo en vidas y sufrimiento incalculable, fue el de “muera el mal gobierno”. Es que el gobierno de las colonias en América y en especial en el Alto Perú, se caracterizó por ser opresivo, excluyente, discriminador e injusto, basado en la explotación de los metales (plata y oro), sobre el manejo gratuito de los encomendados -los indígenas- y la imposición en el gobierno de los nacidos en España –salvo alguna excepción, como la del brigadier Goyeneche- denominados “godos o chapetones”, sobre los criollos, mestizos y, por supuesto, los indígenas. Además el pago de tributos lo hacían los de abajo.

Cuando nos preguntamos sobre el porqué de la pobreza en nuestro país (el 14 más pobre del mundo), que posee gran variedad de recursos naturales renovables y no renovables, una escasa población para el territorio que nos queda (perdimos la mitad del que tenía la República al ser fundada); cuando cada ciudadano boliviano debería gozar de esta situación excepcional, seguramente con vivienda, seguro social, educación de primera, buen trabajo y salario, y vemos a los indígenas de Potosí extendiendo la mano en las ciudades capitales; cuando los informes sobre desarrollo humano nos dicen que de cada 100 bolivianos 80 son pobres y de esos 80 casi el 60% sumamente pobre, entonces la respuesta debe ser categórica, somos pobres debido a los “malos gobiernos” que hemos tenido en el transcurso de nuestra historia, con algunas excepciones, como el gobierno del mariscal Andrés de Santa Cruz, constructor de la República; Isidoro Belzu, precursor del nacionalismo boliviano y la redención de los sectores sociales populares; el periodo de la Revolución Nacional y sus predecesores y algunos otros gobiernos patriotas.

La mayoría de los gobiernos de diversa orientación ideológica -civiles o militares, dictatoriales o democráticos, de derecha o izquierda, indígenas o aristocratizantes, etc.- ha dejado muy poco de positivo para el país. Más han sido los regímenes nefastos que han dejado luto y dolor, con el resultado de la pobreza, la corrupción y el escaso desarrollo humano, del que hoy hacemos gala.

Algunos estudiosos de la problemática nacional han sostenido que somos un pueblo ingobernable, anárquico e inconforme, pero esta situación es resultado precisamente del estado de pobreza generalizado y el bajo nivel de desarrollo ciudadano, provocado por los malos gobiernos, saturados de corrupción, ignorancia y ausencia de patriotismo y amor al prójimo, donde el caudillismo presidencialista endiosa a los gobernantes de turno y los lleva a cometer excesos desde el poder, en beneficio propio, de los compañeros, camaradas o hermanos del partido, de los familiares y amigos, pero no del pueblo, en especial en sus sectores más empobrecidos.

Por eso el destacado historiador Alcides Arguedas dividió a los gobernantes de nuestra historia en: caudillos bárbaros y caudillos letrados, pero siempre caudillos, por lo que a los gobernantes que pasan por nuestra historia simplemente hay que ubicarlos en una de esas categorías, salvo alguna excepción.

El gobernar o administrar el Estado es una tarea compleja, más aún en los países pobres o de escaso desarrollo, donde las demandas de la sociedad se hacen difíciles de atender, en especial cuando se producen crisis de orden económico.

Por ello los gobernantes deben ser los individuos mejor formados en las diversas ciencias del saber humano, en especial las Ciencias Sociales, con una cultura amplia de conocimiento de la historia y la comprensión de la realidad nacional, una sólida formación ética que, en alguna medida, los haga impermeables a la adulonería o endiosamiento caudillista.

Pero fundamentalmente deben tener amor a la Patria, que les permita dejar de lado los compadreríos, partidismos, sectarismos de clase, ideología radical, odio racial o clasista y esas debilidades tan comunes en nuestras clases políticas que nos han gobernado y gobiernan. El “construir la Nación boliviana” tiene que ser el grito patriótico sobre el “mal gobierno”.

TITULARES

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Consejo de Administración:

Juan Carlos Quiroga
Vicepresidente

Miguel Lazo de la Vega
Jorge Romecín
Roberto Nielsen reyes
Omar Eid

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (725 Kb)      |       PDF (192 Kb)


 

Sociales

TORRE MULTICINE, UN REGALO PARA LA PAZ

Instantes del corte de cinta.