La centena y más de las personas con capacidades diferentes, que partieron de Trinidad hace 81 días y ahora sube rumbo a Oruro, no desfallecen. Las muestras de apoyo y la solidaridad que encontraron en el camino les animaron a seguir, pese al cansancio, el desafío a las condiciones climatológicas y los problemas físicos.
Reclaman un bono anual de 3.000 bolivianos para los discapacitados muy graves, pero, además, piden la inclusión, para ser tomados en cuenta no con criterio asistencialista, sino porque más allá de una limitación física sienten un marginamiento.
Hasta el momento no hubo más respuestas al grupo que se encuentra en Llavini, sector de Cochabamba y con la intención de seguir en busca de lograr su objetivo.
A lo largo de esta marcha pasaron momentos duros, pero también tuvieron momentos de relación comunitaria. Una nota especial cuenta este episodio que duele al país, porque el problema lo tenemos frente a nosotros.