OPINIÓN

El Reino de los “pocos muchos”


Todavía expresiones de sorpresa y afiladas miradas de desconfianza nos entregan sus mayores encantos. En el momento en que les ofrecemos nuestro trabajo, recién en su sexto número, a muchos les cuesta asimilar que hacemos el tipo de periodismo que nos gusta, con toda la libertad que necesitamos y aparte, de “yapa”… marcando diferencia.

No van a aguantar, dicen por ahí. No es a lo que están acostumbrados, susurran otros.

El esfuerzo de pocos-muchos es impagable, con riesgo que el Editor General de El Diario Ernesto Murillo me agarre a cocachos, lo repito y lo escribo así “pocos-muchos”.

Estos “pocos-muchos” que no duermen bien hace un par de semanas por los nervios que provocan como siempre las dulces esperas y cuando “la wawa” nace ustedes saben que nuestra labor es más comprometida, porque hay que cuidarla, protegerla, alimentarla, abrigarla y mimarla para que crezca fuerte pero sobre todo sana.

Estos “pocos-muchos” se alejaron de las mieles del disfrute mundano para entregarse casi voluntariamente a las torturas subjetivas que provocan los cálculos de cantidades de palabras, caracteres, letras, entrevistas, colores, texturas, simetrías y fotos.

Estos “pocos-muchos” que sin abrir la boca me empujan y me incentivan con su fuerza y ahínco, dedicación, responsabilidad y compromiso; estos “pocos-muchos” que nos brindan todo.

Cuando creo que no podrán más por el cansancio, suspiran un poco, miran un rato hacia el cielo, sonríen y como poseídos, rabiosamente atacan los teclados, exorcizando pensamientos para transformarlos en ideas y éstas en palabras.

Lo invito a que con calculadora en mano sume letras que eslabonan pensamientos y que éstos tratan de expresar las más fieles realidades en cada página de nuestro suplemento. La cifra que resulte no importa tanto como continuar, lo que importa es no parar; esas miles de letras invertidas con pasión se equiparan a las miles de veces que lo seguiremos intentando.

Hay que avanzar, y de esa manera dejar inútiles las flechas de largo alcance que caerán a nuestras espaldas sin hacernos daño. El comandante Ateniense Miltiades en la batalla de Maratón ,sorprendió a los Persas con esta táctica, provocando que el Rey Persa Darío realice acciones desesperadas, aumentando lógicamente el margen de error en la toma de decisiones.

Estamos en un período de crecimiento, los errores seguramente serán muchos, pero prometemos soluciones inmediatas. En cada número usted se dará cuenta que intentamos mejorar el anterior y así será constantemente.

Somos pocos, pero parecemos muchos o somos muchos más unidos como pocos, como guste.

Estos “pocos-muchos” se esforzaron mucho para brindarle calidad y espero sea de su agrado.

TURCO BERDEJA

 
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