Desde octubre pasado, por indecisiones del Gobierno para encarar los problemas y darles solución, el país vive en un ambiente donde nadie sabe qué pasa, por dónde caminar y qué rumbos se debe tomar. La aprobación de una llamada “Ley Corta” para remediar - se consideró definitivamente - el problema de los campesinos del TIPNIS y con él motivos de angustia para la población, dio lugar a que el Gobierno, por arrepentimientos tardíos, decida “anular o realizar cambios” en dicha disposición.
Los cambios o la anulación implicarían, de hecho, reinstalar los conflictos y volver a fojas cero en el problema; en otras palabras, al no respetarse la palabra empeñada, seguiría la construcción del camino y por la ruta señalada originalmente mientras no se decida otra cosa y en consonancia con los campesinos. Pero para hacer realidad lo que el Gobierno quiere, se organizó la contramarcha a cargo de campesinos propensos a defender a raja tabla los cultivos de coca y, por supuesto, los “derechos adquiridos” de los cocaleros; esta nueva situación da lugar a la presencia de dos grupos antagónicos: el primero y que sufrió serie de tormentos para defender sus derechos, fue atropellado por los cuadros policiales (25 de septiembre) y pidió que el Gobierno no siga con el capricho de construir una vía destruyendo el medio ambiente al seguir el trazo de un camino que comprometería seriamente los intereses del país.
Los contramarchistas, muy bien perpetrados, en disposición de atención médica y de ambulancias, alimentos y todo tipo de vituallas, cumplió su objetivo hasta llegar a la Sede de Gobierno; la población, conocedora de la realidad impuesta por el Gobierno, no hizo caso a su presencia y, por el contrario, ratificó el apoyo a los campesinos originarios del TIPNIS porque son los que tienen toda la razón. El Gobierno, seguro de lo que ahora parece que quiere: anulación de a Ley Corta y estudio, a cargo de una comisión, de una nueva disposición, no se inmuta ante sus propios errores porque: ¿para qué firmó la llamada Ley Corta si sabía que estaba mal? ¿Para qué el engaño a los campesinos haciéndoles saber que era el remedio apropiado para el problema? ¿Para qué continuar con falsas posiciones habiendo otras intenciones? ¿Para qué perder la poca confianza que había en sus decisiones? ¿Con qué costo organizó la marcha de los contrarios a los campesinos del TIPNIS que están en posición legal, correcta y reciben el apoyo de la comunidad nacional y hasta de organismos internacionales?
Es dolorosa y preocupante la situación del país con un Gobierno que hoy piensa en negro y mañana está en blanco o, peor, pasado mañana está en plomo sin definirse qué es lo que quiere, qué busca, dónde se dirige y cuáles son sus intenciones finales. Preocupa porque el país querría saber a qué futuro podrá atenerse con autoridades que, por no aplicar políticas coherentes, honestas y responsables en sus decisiones, hace peligrar al propio sistema democrático y crea condiciones para que se tema una posible implantación de políticas socialistas, aun sabiendo que han fracasado en todo el mundo.
La Ley Corta fue aprobada con plena conciencia de su necesidad; Gobierno y marchistas han convenido en que era lo apropiado; pero parece que más pudieron intereses creados y hoy se implanta discusiones para anularla. ¿Cuál será el futuro con el problema que adquiere más gravedad? Un elemental sentido de prudencia, equidad y responsabilidad debería mover al Gobierno a actuar con más seriedad, respetar su palabra, acatar la Constitución y gobernar a favor del Estado que, desde hace años, espera actitudes constructivas.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |