La Organización Mundial de la Salud pregona como ideal el seguro universal de salud, que en Bolivia alcanzaría a una población de más de nueve millones de habitantes, mediante políticas de salud. Con carácter gratuito, los más beneficiados serían los pobres del país. Actualmente se intenta dar seguro universal por fines políticos, lo que no debe ser, porque la salud es un derecho al que deberían tener acceso todos los habitantes del mundo.
En Bolivia se intenta aplicar esta medida sin considerar pormenores importantes, que deberían acompañarla, uno de ellos es la infraestructura hospitalaria, que actualmente es la más deficiente. Si se intenta ampliar el acceso a la salud, con mayor número de pacientes, nuestros hospitales colapsarán, ya que no hay capacidad, por haber sido construidos hace 50 o más años, cuando la población era menor a la actual. Es necesario construir nuevos hospitales, postas sanitarias y centros de atención materno infantil, lo que indudablemente implica aumento del número de médicos y personal paramédico.
Si hacemos una comparación demostrativa de cómo el sector médico trabaja, desde el gobierno de Carlos Mesa, cuando se aplicó mediante decreto las seis horas de trabajo y por lo cual los médicos manifiestan que en ese tiempo de trabajo, se atiende difícilmente a 30 pacientes, que en 8 horas se podría atender a 45 personas, lo que significaría cansancio. Por otro lado, se pretende aumentar las horas de trabajo sin considerar un reconocimiento salarial, siendo que en general el médico estatal gana 2.000 bolivianos y el médico especialista 2.200 bolivianos, que no compensan el esfuerzo y sacrificio del galeno. Es tiempo de considerar una nueva situación para los profesionales.
Es plausible que se intente llegar al seguro universal de salud, pero no a costa de capital humano y por ello se debe tener en cuenta que el Colegio Médico abre la posibilidad de aceptar las ocho horas de trabajo, si el sector de salud fueran incluido en la Ley General del Trabajo, con los beneficios sociales que ello implica, como pago de horas extraordinarias, bonos de eficiencia, vacaciones pagadas. Este trato igualitario como trabajadores daría lugar a que los médicos y paramédicos consideren dialogar para reglamentar la aplicación de las ocho horas de trabajo.
Ante la posibilidad de solucionar el problema médico, los asegurados de las diferentes Cajas de Seguro Social piden que se tome parámetros que permitan la reorganización de los centros de salud, lo que hasta el momento no ha sido encarado, en especial para una mejor atención a los pacientes, por parte de médicos, paramédicos y personal administrativo, tomando en cuenta quejas y reclamaciones de toda índole, que desprestigian al seguro.
Es indudable que para aplicar una verdadera política de salud en el país, se tiene que contar con todos los medios necesarios, en especial el financiero y en ello el Gobierno juega papel importante, lo que significa aumento de la partida presupuestaria y si no existiera, se podría apelar al fondo de reserva del Banco Central, con más de 12 mil millones de dólares, así como se lo ha hecho para la importación de alimentos, porque es legal y permitido, cuando se actúa de buena fe y se trabaja a favor de los sectores pobres que requieren ayuda con urgencia.
El autor es ex docente de la UMSA.
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