Para ser corredor el requisito es estar loco

Armando Paravicini Nació: Sucre, 11 de marzo de 1948 Esposa María Luisa Murguía Hijos: Maysa, Marcelo (+), Edmar, Alexia, Diego Campeón boliviano de automovilismo 1978, 1979, 1980, 1982, 1991 Dirigente: 14 años Presidente de la Asociación de Automovilismo Dep. La Paz y 13 años Presidente de la Fed. Automovilismo de Bolivia.


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La historia de Armando Paravicini en el deporte nacional tiene sus inicios allá por 1969, cuando había llegado el momento de ser copiloto de Waldo Monje. A partir de ese momento y hasta que un accidente lo obligo a dejar el automovilismo, ganó en cinco oportunidades el título nacional y muchas otras el campeonato paceño. Se dedicó a la actividad directiva y desde allí construyo lo que por estos días se conoce como una de las mejores federaciones del país.

¿Es cierto que para ser corredor de autos es requisito sine qua non estar loco?

Sí, yo creo que es algo muy especial. Pasan los años y yo sigo analizando el porqué de esa pasión. Creo que hay algo dentro del ser humano que lo obliga a renunciar, quizás lo único que tiene, su vida. No sé qué es, pero considero que la velocidad y el vértigo, nos impulsan a realizar algo que es irresponsable. Por eso creo que para ser corredor es condición sine qua non estar loco, especialmente en este país, donde hay carreras a Los Yungas.

¿Es cierto que en una situación de peligro pasa toda la vida en un segundo?

Sería mentiroso si digo que sí, Lo que se siente es una corriente cuando está por pasar, por ejemplo en la carrera de Los Yungas, cuando me vi en el aire pensé si podía saltar, pero en un profundo barranco, con un auto que pesa mil kilos, a una velocidad de ochenta kilómetros por hora, eso se hace poco menos que imposible.

Permítanos pasar a la actualidad, ¿cómo está el automovilismo hoy en Bolivia?

Ha mejorado mucho desde el momento que empezamos a correr la modalidad rally, comparados con los días en los cuales se corrían en los premios nacionales con cerca de 500 kilómetros de recorrido, por ejemplo entre La Paz y Sucre; un accidente allí, en los tramos intermedios como las millas, era para que a uno no lo encuentren. Digo que ha mejorado porque estamos dentro del código deportivo internacional y hemos logrado ingresar en los grupos internacionales de la Confederación, es decir CODASUR. Se corre en mejores condiciones, eso es innegable. En Bolivia hemos hecho todo lo contrario de lo que se hace en el exterior y por eso cuando afuera hablo de la categoría fuerza libre todos se toman de la cabeza, no entienden cómo es que podemos dejar cosas a la improvisación.

Todas las marcas tienen restricciones, en todas las categorías, eso para nadie es un secreto, solamente apelamos a lo de libre en el país, cuando todo está hecho y no hay nada por inventar.

La última. ¿Volvería a correr?

No, porque soy un hombre que cuando toma una determinación nada lo puede hacer cambiar, además se lo prometí a mi familia.

Armando Paravicini, al margen de haber sido uno de los corredores más importantes del automovilismo en Bolivia, ha dejado también su legado en la directiva y suyo fue el mayor aporte para que este deporte se convirtiera en una federación y dejará de ser un club. Hoy es representante de una de las comisiones más importantes de CODASUR y a él apelan en forma permanente, cuando necesitan un comisario en Bolivia. Es innegable que ha dejado su huella y abrió el ancho camino que ahora tiene el automovilismo entre las federaciones más serias y más respetadas en cuanto a organización se refiere. Decir Paravicini en Bolivia es mencionar a un deportista y al mismo tiempo dirigente, que ha hecho mucho por esta disciplina, al extremo de dejar la actividad oficial, únicamente en el momento en el cual lo internaban en un hospital. Paravico, como lo conocen todos, se ha ganado a pulso su propio espacio en la historia del automovilismo boliviano y bien merecido lo tiene.

Gajes del oficio

El final de la historia

Cuando salió vivo del accidente en los Yungas, decidió no correr más. El coche de su escudería, un BMW blanco, se destrozó completamente y aún lo tiene en su garaje, como recordatorio. Al verlo, uno no se explica cómo todavía está caminando y saludando a quienes lo visitan en su taller mecánico. Después de curarse, fue al lugar del accidente para saber cómo pasó y con una grúa sacó el coche del barranco. Jamás lo arregló.

Coche cero

Como presidente de la Federación Boliviana de Automovilismo (FEBAD) organizó innumerables carreras a lo largo del país. Debido a que tenía que verificar en el lugar el estado de los caminos, fue muchas veces el coche cero. Es aquel auto que sale 45 minutos antes de iniciarse la carrera hacia el destino siguiente para comprobar que no hay camiones o autos en la ruta. Lo que no hay que olvidar es que se va muy rápido, como un corredor en competencia, así que se dio el gustito de acelerar como en los viejos tiempos.

14 años

Armando Paravicini fue presidente de la FEBAD por 14 años. Durante ese periodo contó con el respaldo unánime de todas las afiliadas en el país. Desde Belisario Benzi, el inolvidable presidente del Automóvil Club Boliviano, no se tenía un dirigente de categoría. Paravico, como le decían cuando corría, tomó la posta y mantuvo la misma jerarquía. Nadie podrá negar que Paravicini le dedico gran parte de su vida a su pasión y será por siempre un apellido ligado a la historia de los fierros en nuestro país.

 
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