De la flora andina
Esta planta es muy común en nuestras serranías, crece muy cerca de los ríos. Alcanza una altura de 2 a tres metros. Sus tallos son rectos y huecos en cuya cúspide a manera de penacho están las inflores-cencias plumosas de espigas blancas o amarillas de hasta 80 cm. de longitud, con los rayos del sol, estas fibras resplandecen como hilos de platas.
Las hojas son largas y armadas de pequenísimas espinas que a manera de sierra, si no se las toma con cuidado pueden cortar la piel humana, causando una dolorosa herida, de ahí que muchos animales hervíboros evitan acerse a ellas. Además, las espigas de las inflorescencias, cuando sopla el viento las esparce, y si por accidente llega a clavarse en los ojos, la herida que provoca puede causar ceguera.
Esta planta que se destaca por sus tallos delgadísimos y sus penachos plateados es requerido como ornamento en los jardines, las florerías utilizan las inflorescencias, llamadas también plumeros, por su semejanza, una vez teñidos con los más diversos colores, se venden como objeto decorativo para interiores.
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