Un Tigre golpeador

El empate podía haber sido un buen negocio, pero el local selló un triunfo en su retorno copero. The Strongest recibió más de lo que había buscado, encontró el tesoro, cuando muchos habían dejado la pista. Ganó 2-1 al apergaminado equipo al que Pelé le dio lustre.

Santos, el equipo de gran linaje, que jugó bien, corrió cuando debía hacerlo y parpadeó en el minuto final, vio como en un abrir y cerrar de ojos se le fue el punto (que no era mal negocio), porque jugar en La Paz tiene una carga especial.

Este tipo de partidos, que los analistas llaman “de ida y vuelta”, llenó los ojos de todos los que fueron al estadio, parecía que el equipo brasileño lo tenía al Tigre atrapado por el cuello, pero en el fútbol juegan otros factores, entre ellos cierta dosis de fortuna. Para amuestra dos botones:

26 minutos del segundo tiempo, un pase de Neymar va la derecha, entró sólo Elano y el guardameta boliviano salió de rodillas a cortar la jugada, y el delantero clavó un bombazo que pegó en la parte interna del travesaño. 38 minutos del complemento, Neymar se fue por la izquierda esperó una fracción de segundo y lanzó el pase al punto penal donde no había ninguna casaca atigrada; entró Kardec y se resbaló; bastaba que tocase el balón para que se fuera a las mallas.

No era la noche de Santos y, para colmo, diría el relator brasileño, en la última jugada del partido llegó el gol de Ramallo, tras un tiro de esquina que vieron pasar todos, menos el goleador, que se lanzó de “palomita” y llevó el balón a las mallas.

Empezó ganando Santos con un zurdazo de Henrique que infló las mallas tras mala salida del portero Vaca. La jugada llegó a los 10 minutos y desesperó más al dueño de casa que ingresó presionado.

Para tranquilidad atigrada a los 33 minutos, una incursión de Parada por la derecha concluyó con un centro pasado que conectó con destreza Cristaldo y, cuando se habla de destreza hay que decir que conectó el balón con más calidad que fortaleza.

Si el primer tiempo fue movido, el segundo fue movido y técnicamente bien jugado por Santos y aceptablemente replicado por Santos. Ahí radica el mérito atigrado, porque le ganó a un rival ducho, que maneja bien los conceptos de repliegue y paso al ataque.

Neymar merece al menos un párrafo. Es un jugador diferente, hábil, que tiene un dios aparte con el balón, capaz de inclinar la balanza en cualquier momento. En los 90 minutos hizo un trio de sutilezas propias del jugador brillante que entra al campo a divertirse, no le gusta la presión, por eso es uno de los más cotizados el mundo.

El que fue al estadio siéntase bien compensado, el que no fue, sepa que el Tigre jugó como siempre, no se guarda nada, y cuando gana lo hace sufriendo, en el minuto final. Ayer volvió a repetir el libreto.