Todo régimen gobernante, si busca ganar el respeto y consideración de su pueblo, lo primero que tiene que hacer es mostrar honestidad y seriedad en sus actuaciones; no puede ni debe actuar como si nadie hubiese en su entorno. Al respecto, el gran dramaturgo José María y Gasset decía: “Yo soy yo en mi circunstancia”. La máxima es aplicable a todo Gobierno porque está rodeado de un entorno, de ayudantes y colaboradores (de donde no están ausentes los áulicos ineficientes y sólo comprometidos con sus propios intereses), familiares, políticos, personal de apoyo, etc., etc. Este conjunto de muchas personas conforma la “circunstancia” del Gobierno, que le puede dar sustento y fortaleza para manejar las riendas del Estado.
El régimen del presidente Evo Morales tiende a desconocer mucho de lo que hace; hay compromisos que deja a un lado, parece que con el fin de soslayarlos y no darles solución o, en casos, endilgarlos a quienes, con menos poder y menos conocimientos, tampoco podrán encarar los remedios. Hay desconocimiento a compromisos que se hace; uno de ellos es adoptado con los campesinos del TIPNIS y la firma de la “ley corta” que puso fin al conflicto.
Hoy, se desconoce todo lo hecho y se busca - no se encara y hace lo que debería hacerse - soluciones foráneas, es decir ajenas al propio régimen con tal de salir del problema que amenaza adquirir nuevas dimensiones. El Primer Mandatario, con sus palabras y hechos, muestra como si no hubiese intervenido en lo que firmó y exigido sea aplicado: la “ley corta”.
Otro caso, un Ministro que firmó acuerdos con instituciones de Tarija para solucionar un conflicto, hoy niega que lo haya hecho o le resta todo valor en franco desconocimiento de la palabra empeñada y hasta de las firmas estampadas en el documento de solución al problema. ¿Qué es lo que pasa en el régimen gubernamental? ¿Hay deseo de no responsabilizarse de los pasos que da? ¿Espera que las “comisiones” o los “grupos” que conforme, para encontrar remedios a graves problemas, asuman toda la responsabilidad? ¿Por qué razones hay arrepentimientos tardíos para lo que se entiende se hizo con plena conciencia y responsabilidad?
Como van los hechos, nadie podrá confiar y sólo faltaría descubrir otros casos y, ante la presencia de cualquier posibilidad de entendimientos para la solución de dificultades o problemas, habrá que someter a juramento a los firmantes del acuerdo; pero si en el Gobierno no se cree en Dios o tan sólo hay creencias en la “Pachamama” (deidad a la que tampoco se le da credibilidad alguna en el régimen), ¿en quién confiar? ¿Por quién jurar? ¿Cómo respetar la palabra empeñada y poder cumplir con los compromisos que sean hechos?
El Presidente y su entorno, por propia responsabilidad, está obligado a pensar, analizar, juzgar, ver consecuencias inmediatas y posteriores de todo lo que haga. No puede ni debe firmar cualquier compromiso sólo para “salir del paso” y luego, muy alegremente, ignorar lo que haya hecho. El Gobierno representa al Estado que es el conjunto geográfico y social, político y económico del país. El Estado es permanente, eterno y no puede ni debe estar sujeto a olvidos o recuerdos de conveniencia.
El Gobierno es circunstancial, momentáneo (caso de los gobiernos reelegidos o las dictaduras) y, por mucho que dure su gestión, deja un Estado al cual debe respeto y consideraciones. La conducta de todo régimen tiene que ser seria, honesta y responsable y, bajo esos principios, reconocer, respetar y cumplir todo lo comprometido.
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