EL DIARIO y Agencias.- La tragedia que viven reos de Latinoamérica se repitió con mayor fuerza ayer en Honduras cuando se produjo un incendio que ha provocado 357 fallecidos, en el transcurso de 25 años casi 1.000 internos han muerto en motines, conflictos internos e incendios en la región.
El suceso aviva el fantasma de un precedente muy similar en Honduras. El 17 de mayo de 2004 murieron 107 reos quemados en un incendio en el presidio de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país. El suceso fue atribuido a fallas estructurales de la prisión, algo extensible a todo el sistema penitenciario del país.
La del miércoles “era una tragedia anunciada”, ha asegurado a EL PAÍS Rodrigo Escobar Gil, vicepresidente de la Comisión Interamericana y relator sobre los derechos de los reclusos. Según Escobar, Honduras, El Salvador y Venezuela registran “las peores condiciones, sobre todo por la violencia y la corrupción que se vive en el interior de las cárceles. El poder de facto en las prisiones venezolanas lo ejercen los propios reos, por ejemplo”.
El incendio en la Granja Penal de Comayagua podría haber sido causado por un cortocircuito, según informó el portavoz de la Secretaría de Seguridad, Héctor Iván Mejía, aunque no se descartan otros motivos que están en investigación.
El siniestro comenzó sobre las 22:55 horas del martes (04:55 GMT de ayer), según el informe del Cuerpo de Bomberos.
Las escenas en las afueras de la Granja Penal eran desgarradoras entre familiares de las víctimas, muchas de las cuales en su dolor quieren la entrega inmediata de los cuerpos.
Los reos heridos fueron trasladados al Hospital Santa Teresa, de la colonial ciudad de Comayagua, y también al Hospital Escuela de Tegucigalpa, según los datos oficiales. La encargada de Medicina Forense del Ministerio Público, Lucy Marrder, dijo a los periodistas que la identificación de los cuerpos tardará varios días y que la cifra de muertos puede incrementarse.
La funcionaria indicó que según la información preliminar que le han proporcionado, en la prisión había unos 800 reos de los que alrededor de 500 “están con vida” y más de 30 resultaron heridos, pero los datos recientes estiman en 357 fallecidos. Hasta ahora, las muertes confirmadas son 272, pero la cifra no es definitiva.
El presidente hondureño, Porfirio Lobo, ha suspendido ayer a todas las autoridades penitenciarias de esa nación centroamericana para garantizar una mayor transparencia en las investigaciones que se realizarán para determinar las causas de la tragedia.
Lobo ha ordenado a su ministro de Seguridad, Pompeyo Bonilla, suspender de su cargo a los funcionarios de la prisión de Comayagua, ubicado a unos 80 kilómetros al norte de Tegucigalpa. En las próximas horas se informará de su destitución a todos los responsables del sistema penitenciario hondureño.
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