Agua y seguridad alimentaria

El título corresponde al coloquio auspiciado por el PIEB con el apoyo de OXFAM y la Embajada de Dinamarca, para tratar un tema de extraordinaria importancia en todo el mundo. El acto se desarrolló en el Hotel Radisson, el día 10 del presente mes.

Entre las diferentes investigaciones presentadas, que mostraron resultados de investigaciones de campo en varios municipios del país, me llamó sobre todo la atención la investigación dirigida por Mario Baudoin, Ph.D. en Biología, del Instituto de Ecología, dependiente de la UMSA sobre la relación entre inundaciones, vientos y focos de calor en los últimos 10 años.

El período analizado corresponde a uno que dispone de información climática y satelital en este periodo. Falta de presupuesto y dificultad de acceso a información anterior obligaron a restringir la investigación a este periodo. Sin embargo, la hipótesis y los resultados son interesantes y útiles para definir una política de mediano y largo alcance, si es que esto se puede lograr en un ambiente institucional carente de continuidad y personal calificado.

La hipótesis de trabajo es que las inundaciones, que en los últimos años han sido más frecuentes, tienen el resultado de generar una mayor cantidad de materia orgánica, al sucederle un año de sequía y fuertes vientos se dan las condiciones para el incremento de los focos de calor. Lo cual se demuestra con los resultados de las mediciones de precipitaciones, su intensidad en algunos años, y luego el incremento de años con mayor número de focos de calor.

Como se sabe, las inundaciones en las pampas del Beni (Moxos) tienen una larga data, como lo documenta Alcides D’Orbigny en su Viaje a la América Meridional, y son parte del ciclo “inundación - quema” para la renovación de los pastizales, pero este ciclo, que se repite desde hace siglos, se agrava en los últimos 50 años debido a la pérdida de áreas boscosas, y la hipótesis de que la migración interna con su afán por hacerse de una parcela incentiva las quemas para desboscar y disponer de tierras de cultivo, a lo cual se añade la expansión de la frontera agrícola por la actividad agroindustrial, lo cual se evidencia fácilmente observando las imágenes fotográficas de hace 50 años, con las imágenes satelitales del presente fácilmente accesibles con google earth.

Las medidas de tipo de administrativo adoptadas para controlar el tema de quemas, se hacen inefectivas en la práctica, por su inoperancia y por la lentitud en su aplicación burocrática, debido a lo cual el país sigue perdiendo áreas forestales y con ello contribuye, además, al efecto invernadero.

En resumen, son varios aspectos interrelacionados, sobre los cuales se hace necesario adoptar medidas técnicas y administrativas que tiendan a disminuir los daños al medio ambiente y su secuela: agua y seguridad alimentaria.

Pero el tema es aún más complejo y tal como señalé en mi intervención en el evento, supone el manejo del tema como parte del manejo de la cuenca amazónica del país que supone una cobertura del 65% de nuestro territorio y por tanto una acción coordinada de carácter nacional, conjuntamente con los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz y el Beni, departamentos con la mayor presencia en esta enorme cuenca.

Si no se actúa pronto, la “sabanización” de parte de las áreas boscosas y su impacto sobre los ciclos hidrológicos agravarán la situación alimentaria nacional y, sobre todo, la disminución de nuestros recursos hídricos.