Más de 350 presos murieron en el incendio que se desató en un penal de la ciudad de Comayagua, en el centro de Honduras, que dejó por lo menos medio centenar de heridos. “La mayoría murieron asfixiados y calcinados”, declaró el director de Centros Penales de Honduras, Danilo Orellana, quien fue destituido del cargo junto a las autoridades del penal en cuestión por decisión del presidente de Honduras, Porfirio Lobo.
Según explicó Orellana, no se trató de un motín y, luego de que comenzara el fuego, “los policías incluso ayudaron a sacar a los reos al patio”. No obstante, Lobo los apartó de sus puestos para “garantizar una investigación con total transparencia”.
