¿Por qué cayó Salvador Allende? “Autopsia del gobierno popular chileno” es un libro que fue escrito por Ruy Mauro Marini, Pío García, Percy Ribeiro y Carlos Rossi, y publicado por Rodolfo Alonso, Editor, el año 1974 en Buenos Aires, Argentina. Las observaciones que realizaron entonces los autores, antes y después del sangriento golpe de estado, sobre tal truncado proceso democrático en el país vecino no dejan de ser interesantes para los tiempos que corren en este incesante mundo.
Carlos Rossi, que antes del golpe militar escribió “Notas sobre la política económica de la Unidad Popular en Chile”, da cuenta que el instrumento político que respaldó a Allende tenía como objetivo empezar la construcción del socialismo en Chile, para lo cual en su programa, capítulo relativo a las medidas económicas, proponía que “serán integradas al sector de las actividades nacionalizadas las siguientes ramas:
1) Las grandes minas de cobre, salitre, yodo, hierro y carbón; 2) el sistema financiero del país, en particular los bancos privados y los seguros; 3) el comercio exterior; 4) las grandes empresas y monopolios de distribución; 5) los monopolios industriales estratégicos; 6) en general, todas las actividades que condicionan el desarrollo económico y social del país, como la producción y distribución de energía eléctrica; los transportes terrestres, marítimos y aéreos; la producción, refinamiento y distribución del petróleo y sus derivados, el gas; la siderurgia, el cemento, la petroquímica y la química pesada, la celulosa, el papel”.
Según el autor, el MIR, uno de los entes integrantes de ese frente singular de partidos obreros reformistas y partidos pequeño-burgueses, en un manifiesto que emitió en 1973, sostenía: “Dos años después del triunfo electoral de Allende, se está muy lejos de haber cumplido con las principales medidas del programa; por la sencilla razón de que el poder político real, el aparato político-militar existente, continúa siendo el de la burguesía”.
Luego se preguntan ¿cuál es el balance de la política económica de la Unidad Popular? Un colaborador cercano de Allende declaraba, en diciembre de 1970, a Le Nouvel Observatour: “La derecha acaba de perder el poder político, ahora nuestro objetivo es quitarle el poder económico, no en ocho días, sino en algunos meses, sector por sector, golpe por golpe y legalmente. Si antes de un año no alcanzamos a poner todos los sectores claves de la economía bajo control del Estado y logramos un repunte en los tres terrenos donde la situación es más crítica -vivienda, huelgas e inflación- se podrá decir que habremos fracasado”.
Mientras, Darcy Ribeiro, bajo el título “Salvador Allende y la izquierda desvariada”, trabajo que escribió después del golpe militar, sostiene: “Lo más doloroso de mi experiencia chilena fue ver la soledad de Allende. ¿Dónde estaban, entre tantos teóricos, los efectivamente capaces de ayudar a definir los requisitos específicos de explotación de la vía chilena? ¿Dónde estaban, entre tantos marxólogos y politólogos, tan habladores, los de hecho capacitados a diagnosticar los problemas concretos y a formular soluciones asequibles? ¿Dónde, entre tantos izquierdistas facciosos, los cuadros indispensables para llevar a la práctica, en las bases, las palabras de orden de Allende?”.
Luego asegura: “Lo que vi fueron los “mejores teóricos” -porque habían leído más esa tontería exegética que se autodenomina marxismo- deambulando por Chile como si estuvieran en la luna, incapaces de percibir y entender el proceso revolucionario que tenían delante suyo, porque a sus ojos ciegos tratábase de un mero “reformismo”.
Ciertamente, basta la transcripción de algunos párrafos de ese interesante libro que desmenuza lo relativo al truncado gobierno socialista del país del Mapocho, para que nos conduzca a la respuesta de por qué cayó Allende, y en suma ¿por qué caen los gobiernos en cualquier lugar del mundo? Porque justamente no se cumple lo ofrecido en sus programas, los desvíos ideológicos, el extravío político, e incluso los intereses partidarios, de grupo o hasta personales, hacen que no se pueda hacer mucho y menos todo para atender realmente las necesidades más primordiales de una ávida población necesitada de pan, techo y trabajo, e incluso seguridad en estos tiempos de tanta violencia y delincuencia.
En consecuencia, es de esperar que del pasado siempre se pueda rescatar lo positivo para tratar de corregir los yerros del presente.
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