Ave sin cielo

Cuántas veces

me vi pájara

acurrucada a tu sombra

tiritando de miedo,

pidiendo en mi agonía

que me acariciaras.

Escarchada

te imploré desde sibéricos amaneceres

un espacio debajo de tu abrigo.

Nunca supe que mi vuelo

se había convertido en caída,

hasta el día en que estallaron

los vidrios de mi ventana

y vi caer un horizonte en pedazos

sobre aceras de calles desconocidas.

Luego,

llegaron las hormigas del sueño

y fragmento tras fragmento

me llevaron a sus nidos oscuros.

Desde entonces,

yo a tu lado inmóvil.