Ayer, hoy y siempre
Cuenta la historia, que durante los carnavales de 1879, Bolivia perdió su Litoral, porque prefirió el festejo antes que la defensa y dejó que 200 soldados chilenos invadan Antofagasta y se apoderen de las tierras patrias.
Hilarión Daza se anotició de la arremetida chilena el 13 de febrero, día antes del desembarco de las tropas “rotas”. La distancia y falta de comunicaciones impidió acciones directas hasta el día 25, un miércoles de ceniza de ese 1879, cuando en el país se vivía en pleno la fiesta del baile, agua y licor. La reacción, entonces, resultó fallida y trágica.
Más allá de la referencia literaria, parecería que en Bolivia, la proximidad de las carnestolendas apaciguan ánimos internos y dejan la guardia baja ante cualquier afronte. Este 2012 no es la excepción, porque al menos cinco trances dieron tregua a la conflictividad social para rendirse a las carnestolendas.
Transportistas, personas con discapacidad, comunarios del altiplano, salud y educación, además de indígenas de Tierras Bajas, anunciaron medidas de hecho, marchas y bloqueos, pero después de los feriados de carnaval.
El analista Iván Arias, considera que esta actitud del boliviano se debe al carácter económico de la sociedad, tendiente a no ser productivo, como una constante en la historia.
“El postergar la solución a los problemas hace que primero festejemos y después nos lamentemos. La costumbre de los bolivianos siempre ha sido así, no se debe olvidar que por festejar carnaval perdimos el Litoral con la invasión a Antofagasta. Y esto se explica porque somos un país que vive de la informalidad, no somos productivos; por ejemplo, si tuviéramos diez vacas y estas producirían leche cada día no habría tiempo para fiestear, pero como no hay productividad, la gente prefiere el festejo antes que solucionar sus problemas”, explicó.
CONFLICTOS POSTERGADOS
Comunarios de Quillacas y Coroma que enfrentan un conflicto limítrofe centenario, en los últimos meses anunciaron medidas de presión que incluso hicieron temer enfrentamientos fratricidas. En agosto del año pasado, ambas regiones declararon medidas de presión que fueron aplacadas por convenios gubernamentales. En febrero de esta gestión, anuncios de nuevas medidas quedaron suspendidas para después de las fiestas de carnaval.
El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GMALP) y los transportistas sindicalizados se reunieron el 15 de febrero y determinaron retomar negociaciones sobre la redistribución vehicular para fin de mes, es decir después de los feriados de carnaval.
La caravana de sillas de ruedas que se encuentra actualmente en la ciudad intermedia de Patacamaya, anunció su arribo a la Sede de Gobierno para después del martes de ch‘alla, entre el 24 y 25 de febrero. En tanto, esperan avances en la aprobación de la Ley de Trato Preferencial y la exigencia del bono anual de Bs 3 mil para el sector.
La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) ratificó la convocatoria para la Comisión nacional del 25 y 26 de febrero, luego de las carnestolendas, para definir acciones con los corregidores de las 63 comunidades dentro del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). La novena marcha de Tierras Bajas en defensa de los recursos naturales y la democracia se alistaría, según las conclusiones de este encuentro, para el mes de marzo.
Maestros urbanos, que comenzaron la gestión educativa rechazando la Ley de Educación Avelino Siñani – Elizardo Pérez, realizaron marchas de protesta, pero ante los feriados del lunes y martes de carnaval, la dirigencia anunció que retomará medidas y no descarta declarar paro de actividades.
Los médicos tampoco son la excepción y ante el Decreto Supremo dictado para restituir las ocho horas de jornada laboral para el sector, salubristas y profesionales galenos decidieron tomar acciones de hecho. El carnaval servirá para que los médicos preparen nuevas movilizaciones, según anunciaron sus representantes.
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