Intentos para reorganizar aduanas del país

Entre los muchos “pozos de corrupción” que funcionan en el país y durante todos los regímenes, está el sistema de Aduanas. Al sostener este extremo no hay acusación directa contra el funcionamiento de grupos que han actuado en el país, porque la verdad es que, conjuntamente otras reparticiones del Estado que debe administrar el Gobierno, Aduanas e Impuestos Internos han figurado siempre como fuente principal donde operan los corruptos para que actúen corruptores de toda laya.

Contando con la intención de reestructurar o reorganizar el funcionamiento de estas dependencias, los gobiernos han lanzado proyectos y planes; han hecho muchas promesas y cambiado funcionarios de alta jerarquía con la confianza de lograr resultados; pero la verdad es que todo intento casi siempre ha sido nulo porque más pudieron los tentáculos de la corrupción que los mejores proyectos y planes o, a lo sumo, han determinado cambios de autoridades que, por igual, han tenido que tropezar con poderes absolutos que impiden hacerle bien al sistema.

En algunas oportunidades se ha revelado que cargos como “vistas” resultan los más apetecidos; luego las de agentes y vigilantes de fronteras y otros asentados en las oficinas principales con la misión de “atender los casos importantes y de alta monta”; la verdad es que siempre hubo malos funcionarios que, como “maestros invisibles pero muy eficientes”, enseñan a cada nuevo funcionario “los mejores manejos” para mejorar recaudaciones y, por supuesto, conseguir altas ganancias para los autores de medidas óptimas que “permiten mejorar el funcionamiento aduanero”. La verdad es que no ha importado cómo funciona el sistema; pero se ha descubierto siempre que Aduanas tuvo los mismos o peores comportamientos que en el pasado.

El gobierno del MAS, consciente de lo que significa la corrupción en Aduanas, decidió poner en la dirección o presidencia aduanera a funcionarios de alta moralidad, con mucha energía y dotes para anular la corrupción. La actual administración parece que hizo mucho al respecto; sin embargo, los problemas con que tropieza son tantos que todo muestra la imposibilidad de destruir muros de roca de la corrupción que, actuando desde muchos flancos, evita acciones que permitan destruir el aparato montado en muchos años y que, empezando por “vistas” y “agentes” y “controles de fronteras”, han logrado inmunidad e impunidad para el enriquecimiento ilícito.

Lo más grave es que casos del “gran contrabando” – como el de decenas de camiones con inmensa cantidad de mercadería, descubierto y hecho gas en Cobija - no llegan a tomar siquiera un leve contacto con la justicia; son ejemplos que muestran la imposibilidad de alcanzar lo que aduanas, con acciones punitivas simples, debería haber aclarado, decomisado, juzgado y remitido a la autoridad competente. Estos casos son los que dan impunidad e inmunidad a los corruptores, que saben de la presencia de funcionarios que siempre están prestos para cometer cualquier delito en provecho propio y de terceros a costa de los intereses del comercio legal y de las recaudaciones del Estado.

Así los hechos, mientras los grandes casos no sean descubiertos y sancionados sus autores, será imposible que cualquier reorganización tenga resultados dignos de ser tomados en cuenta y que sirvan, efectivamente, a planes de reestructuración. Las puertas de la corrupción son más amplias que las playas de los océanos y nadie se anima a “meter la pata” en sus aguas.