El 4 de octubre de 2010, el Instituto de Ecología y la Carrera de Biología marcaron un hito cuando llevaron a buen término un evento de discusión sobre el tema de la construcción de la carretera que atravesará el Parque Nacional Isiboro Sécure. Cualquiera pensaría que el tema central fue la defensa del TIPNIS como área protegida, en virtud de su enorme riqueza biológica, pero el evento fue muy balanceado.
Se comenzó con una exposición sobre los aspectos culturales a ser impactados, donde con claridad el presidente de la Subcentral Indígena del TIPNIS, Adolfo Moye, fue contundente al señalar, por un lado, las preocupaciones sobre su cultura y, por el otro, la vivencia y vida misma. Ya en este evento se advirtió el gran entuerto que se venía, y ahora se confirma. Por los ribetes políticos se la puede denominar la carretera de la “vergüenza”, pues se confirma que la Constitución Política del Estado no había sido un marco de apoyo a los pueblos indígenas.
En su momento se pensó que los resultados de este evento deberían ser suficientes para que el MAS decline su propuesta de abrir la carretera “quebradora”, pero como vivimos una coyuntura (basada en criterios neoliberales), era necesario escuchar otras dos visiones del asunto: el resultado fue el mismo. Ninguna sorpresa en el tema ambiental, los impactos serán devastadores sobre una de las áreas de diversidad biológica más ricas de Bolivia. Sin embargo, “los pajaritos, plantitas y caimanes” no son normalmente el plato fuerte en estas discusiones.
La exposición de Lía Peñarrieta tiró por el suelo las expectativas oficiales. El análisis económico nos sugiere que el país PERDERÍA DINERO con este camino. ¿Un camino significaría mayor costo que beneficio económico? Sí, Bolivia está por invertir más de $us 200 millones y lograr un “beneficio económico” cercano el 50% de esa inversión; es decir que ni siquiera recuperaríamos lo invertido. Se reveló también que el contrato a firmarse estaría dos veces por encima del costo estimado para la carretera; es decir, sin entrar en acusaciones, la pérdida económica para Bolivia sería mucho mayor al 100% o incluso al 200% del costo de inversión. Confirmado, ahora en 2012 se habla de $us 415 millones.
Desnudo el entuerto, estoy seguro que usted concluyó con el siguiente ejercicio: Beneficios de la carretera = Beneficios económicos + Beneficios sociales + Beneficios ambientales – Inversión. La decisión, así planteada, debería considerar esos cuatro aspectos. La construcción de esta carretera basada en criterios neoliberales demuestra que todos los factores considerados resultan en un costo mayor al beneficio. Así planteadas las cosas, la ecuación queda: Beneficios de la carretera = -Inversión – Mayores costos económicos (para el país) – Impactos sobre biodiversidad – Impactos socio-culturales. ¿Qué parte del resultado de este ejercicio resulta tan complicado?
Está claro que es posible que nos hayamos olvidado de algún factor, ¿cuál será el interés geopolítico del imperio carioca? ¿Por qué se dice que el Gobierno es promotor de la contramarcha del Conisur? En consecuencia, las personas que viven actualmente en el TIPNIS, que son parte de los pueblos indígenas a los que la Nueva Constitución Política del Estado les otorga derechos, garantías e incluso autonomías, que tienen títulos de propiedad colectiva sobre ese territorio (TCO) desde hace mucho tiempo, otorgados por el mismo Estado boliviano, NO QUIEREN el camino por medio de sus tierras. ¿Qué parte de eso no se entiende?
Ellos (y ellas) temen por su cultura basada en la vida tal como la viven ahora. El camino traerá gente que no sabe (ni le interesa) manejar el ambiente de la forma que lo hacen los indígenas. Pero, ¿no se les consultó antes de planificar y trazar el camino? ¿No dice la nueva CPE que esto es imprescindible? Sí lo dice, pero tal parece que el Gobierno sigue pisoteando su propia CPE. Pero si NO HAY beneficios, ni siquiera económicos para ellos ni para el país, ¿cuál es la razón para dicha construcción? ¿Es por los intereses geopolíticos del imperio carioca?
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