Desde hace muchos años y en varias gestiones, surgió la posibilidad de reciclar la basura e industrializarla, como ocurre en la mayoría de los países, muy especialmente en las grandes ciudades. Por diversas razones o porque simplemente se espera la “cooperación” de alguna entidad financiera internacional o país amigo, no cuajó ninguna idea puesta en consideración de los concejos municipales.
El problema de acumulación de basura, su recojo y vaciado en terrenos baldíos, ríos y bosques resulta un grave atentado ecológico y, además, produce el deterioro de la tierra por la diversidad de elementos nocivos que contiene. Su industrialización no sería más que aprovecharla para abonos y otros usos en la actividad industrial del país a más de ser fuente de empleo permanente para muchísimas personas.
Hace poco se trajo a colación, especialmente en el municipio paceño, la posibilidad de que capitales italianos pudiesen intervenir en la conformación de una empresa recicladora de basuras en todo el país. Ojalá que el proyecto, aún no concretado ni estudiado del todo, prospere y se haga realidad no sólo velando por el medio ambiente sino por los diversos beneficios que prestaría a los diversos centros poblados del país.
La basura es elemento de desecho contaminante, criadero de ratones, ratas y otros animales como canes ambulantes y semillero de muchas enfermedades, a más de causar daño a las aguas en ríos, lagos y a la tierra en valles y montañas. Industrializar estos desechos debería ser labor prioritaria de las autoridades no sólo municipales sino también del Gobierno central que, por ejemplo, si se utilizaba los 55 millones de dólares para la compra del avión presidencial, este es el momento en que contaríamos, libremente, con muchos centros de reciclaje con enormes beneficios para la nación; pero como siempre, hay que lamentar la ninguna visión ni perspectivas de país que pueda tener el Gobierno para gastar el dinero del Estado.
Países que han conseguido industrializar la basura, han podido diversificar su economía mediante la creación de empresas recolectoras y transformadoras en todas partes de su territorio y, además, han utilizado para fortalecer tierras que ya estuvieron en situación de ingresar al campo de la desertización. Según estadísticas internacionales, suman miles los empleos emergentes de la industrialización de la basura, especialmente de la que es previamente seleccionada y sometida a diversos sistemas para conseguir mayor efectividad. Los trabajos tecnológicos y de investigación que se desarrollaron al respecto han dado muestras contundentes de su efectividad.
Corresponderá, pues, que el Gobierno, conjuntamente las gobernaciones y municipios de las ciudades grandes del país emprendan el diseño final de un emporio de recolección e industrialización de la basura que cada vez es más abundante; lo que cuenta es la organización, la inversión de capitales y tecnología y un trabajo que nada tenga que ver con intereses creados o que, en su momento, fracase tan sólo por la intervención de criterios o intereses que no corresponden a los de cada ciudad o municipio.
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