Washington, (EFE).- El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, pidió ayer disculpas al pueblo afgano por la quema de un Corán por parte de soldados estadounidenses miembros de la misión de la OTAN en Afganistán en la base de Bagram, cerca de Kabul, un incidente que ha generado protestas.
En una declaración escrita, Panetta pidió disculpas por el trato inapropiado de material religioso, incluidas copias del Corán, y señaló que “estas acciones no representan las opiniones de los militares de los Estados Unidos”.
“Honramos y respetamos las prácticas religiosas del pueblo afgano, sin excepción”, subrayó Panetta, que indicó que el general de Infantería de Marina John Allen, jefe de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), le notificó el “profundamente desafortunado incidente”.
El general Allen pidió disculpas tanto a las autoridades como al pueblo afgano por la mañana y ordenó una investigación después de que un grupo de empleados afganos de la base militar denunciaran que vieron cómo militares estadounidenses quemaban anoche partes de un Corán y mostraran páginas quemadas del libro sagrado del Islam.
Panetta, que expresó su apoyo a Allen para investigar el asunto junto con el Gobierno afgano, aseguró que revisará “cuidadosamente” los resultados finales de la investigación para asegurarse de que se toman “todas las medidas necesarias y apropiadas para que esto nunca vuelva a suceder”, enfatizó.
El general Allen explicó que los materiales recuperados se han entregado a las autoridades religiosas pertinentes para que se hagan cargo y aseguró “esto no fue intencionado, de ninguna manera”.
Allen ofreció sus disculpas personales al presidente afgano, Hamid Karzai, al Gobierno afgano y al “noble pueblo de Afganistán” y agradeció al personal local afgano que les alertó y que trabajó para “tomar de inmediato medidas”.
Unos 3.000 afganos se concentraron en los alrededores de la base militar para protestar por el incidente, según indicó a Efe Roshna Khalid, el portavoz regional de Parwan, donde está ubicada la base.
La profanación del Corán es un asunto muy sensible en Afganistán, donde una veintena de personas, entre ellas siete trabajadores de la ONU, murieron en protestas el año pasado a raíz de la quema pública de un ejemplar en una iglesia estadounidense.
Bagram, a una hora de Kabul, es la principal base de las tropas internacionales presentes en Afganistán, que se hallan inmersas en pleno proceso de retirada tras una década de guerra contra los insurgentes talibanes, aún activos en gran parte del país.
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