En las puertas de estas escuelas nocturnas existe una constante que invade incluso las ventanas de los establecimientos o los postes de luz cercanos, pancartas, pizarras o afiches dan a conocer las ventajas del estudio en estas instituciones junto a los requisitos para la inscripción.
A pesar de ello, son pocas las personas que se atreven a aproximarse para tomar en cuenta esta sugerencia. En algunos casos la lluvia y el sol han deteriorado el mensaje por lo que se mantiene ahora incompleto.
En diferentes barrios de las ciudades de La Paz y El Alto, son los maestros quienes se vieron en la necesidad de salir a las calles para poder atraer la atención de jóvenes y adultos. Ellos deben valerse de cualquier artimaña entre las que se ven en común los tambores, pitos y música con volumen alto para que los interesados se aproximen a tomar la información necesaria.
Los micrófonos en las plazas principales son los encargados de transmitir el mensaje, todos los discursos son admitidos pero la atención dispersa y el desgano son los enemigos a vencer.
En otros casos son pequeños panfletos repartidos, e incluso elaborados, por los mismos directores de los establecimientos los que invitan a la población del lugar a pasar clases y culturizar un poco más su vida con el objetivo de engrandecerla en el futuro logrando así una vida mejor para ellos, su familia y su país.
A pesar de los esfuerzos, los resultados no son prometedores, las escuelas permanecen vacías, los patios sin gritos ni ruido y las tradicionales charlas en las puertas a la hora de salida no son ahora un estorbo para los caminantes del lugar, quienes se ven libres de transitar sin esquivar a esa juventud que en el mejor tiempo obstruía el caminar tranquilo de estos personajes nocturnos.
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