Mitomanía
Muchas veces justificamos nuestras mentiras y hasta las clasificamos como mentiras blancas e inocentes, “mentiras piadosas” pero al final terminan siendo mentiras, sin embargo nos guste o no, son mentiras que al final nos pueden dañar, porque debemos recordar que “la mentira luce, mientras la verdad no llega”.
La mentira es y ha sido un comportamiento social frecuente, algunas veces para justificar una llegada tarde, o nos inventamos algún compromiso contraído con anterioridad para no asistir algún lugar o reunión que no es de nuestro agrado, o simplemente para evitar hablar con determinada persona.
Hablemos ahora de la mentira más compleja de las personas que la padecen como una enfermedad, de las personas que mienten sin medir las consecuencias de lo que dicen o inventan de una manera tan convincente, que hasta ellos mismos se pueden llegar a creer lo que dicen, de esas personas que están clasificadas como mitómanos, esas personas que inmediatamente cambian la realidad por algo mucho más grande.
Lamentablemente este fenómeno del mitómano no se da solo con cosas u objetos, más frecuente de lo que imaginamos estas personas cambian mentirosamente su propia personalidad y aunque tienen la idea de sí mismos, muchas veces disfrazan su humildad y pobreza con mentiras de cualquier tipo. Es problemático contradecirlos, porque esas personas realmente se llegan a creer sus propias historias y el estilo de vida imaginario que algunas veces han adoptado de otras personas a las que admiran o simplemente envidian o le tienen celos. Mienten tanto y hablan tanto de la imagen que tienen de sí mismos, que se olvidan totalmente de su esencia real, pueden empezar con invenciones tan pequeñas, como podría ser el precio de una prenda de vestir, o el precio de un regalo recibido de un familiar o amig@ e incluso títulos y conocimientos que están muy lejos de poseer.
Muchas personas se contradicen a sí mismas, cuenta la misma historia de lo que es o lo que tiene, dos y más veces a la misma persona, pero con diferente versión, y esos son signos que caracterizan a un mitómano.
Algunos estudios han determinado posibles causas de la mitomanía como una enfermedad mental que se presenta en personas con una autoestima muy baja, problemas afectivos y se puede dar también en familias que aparentan una posición social que no tienen, o por personas muy pretenciosas, que necesitan desfigurar la realidad de sí mismas, para aparecer más atractivas o mejores ante los demás, engrandeciéndose o añadiendo cosas inexistentes e inventan grandezas de sí mismas que podrían parecer delirantes.
Por lo tanto es importante cuidar el autoestima, es fundamental aceptarnos tal como somos, sintiéndonos satisfechas de lo que tenemos y sabemos, luchando con fe y honestidad para ser mejores personas cada día, no nos mintamos a nosotras mismas, pensemos que en “boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”.
El mitómano encuentra que todos los medios son buenos para tergiversar la realidad: las mentiras, fábulas, las fabulaciones, y hasta simula enfermedades mentales y/o físicas. Puede clasificarse en mitomanía vanidosa y mitomanía perversa.
Lo que busca una persona mitómana es siempre obtener algún provecho, las invenciones son un truco con un fin. Es en general un individuo inestable, sugestionable y particularmente teatral. Aunque al comienzo la simulación o la mentira son un hecho consciente, luego se verá a sí mismo como parte de su juego.
Dicho en otras palabras: acaba creyéndose sus propias mentiras, sin embargo la caída en su propia falsedad es una convicción frágil y por lo tanto siempre reversible. Con ayuda de especialistas se puede salir de esto, con voluntad y un cambio profundo en la manera de pensar.
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